Por: Carlos Neftaly Trinidad Portillo
Colección: Ensayos,
344.
ISBN: 9788474909135.
203 páginas.
Jacob Neusner es una figura fundamental en los
estudios académicos del judaísmo, su labor se ha centrado en la construcción de
puentes entre el judaísmo y otras religiones, creando así los cimientos para el
posible entendimiento y respeto mutuo. Profesor en varias universidades
norteamericanas, es miembro del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton.
Tesis central del
libro
Neusner sostiene que el único y definitivo criterio
para interpretar la Torá es Moisés y la tradición rabínica. Jesús, sin embargo,
pretende equipararse con Dios y ser el principio interpretativo. Para exponer
las enseñanzas de Jesús, Neusner elige como guía el evangelio de San Mateo, que
tradicionalmente se considera el más judío de los cuatro canónicos; incluso
algunos estudiosos identifican la finalidad de su redacción con el intento de
convencer a los judíos no creyentes proponiendo a Jesús como el verdadero
Mesías.
Articulación del
libro
El libro consta de una introducción, un prólogo de
Donald Harman Akenson y diez capítulos. El
primer capítulo, Vamos a razonar juntos,
presenta en síntesis la postura del autor en cuanto a la doctrina de Jesús,
planteándose cómo habría reaccionado él si hubiera vivido en el siglo primero,
estando presente ante Jesús, afirmando que no habría aceptado ser su discípulo,
ya que afirma con seguridad, que tiene buenas razones para no seguirlo, y es lo
que va a desarrollar durante todo su libro, según nos lo dice: “escribo este
libro para arrojar alguna luz sobre las razones por las que, mientras los
cristianos creen en Jesucristo y en la buena noticia de su entronización en el
reino de los cielos, los judíos creen en la Torá de Moisés y forman en la
tierra y en su propia carne el reino de Dios de sacerdotes y santos” (Pág. 23).
En el segundo capítulo, Un judío practicante en diálogo con Jesús, comienza citando el
evangelio de San Mateo, 4,23.25; 5,1-2, el texto recuerda el inicio del sermón
de la montaña, cuando Jesús sube al monte, el hecho de subir al monte, se está
siendo ver por los judíos como un maestro, que va a enseñar su doctrina.
Neusner hace una diferencia y distingue entre la “Torá” con mayúscula y la
“torá” con minúscula, la primera hace referencia a la revelación de Dios con
Moisés, la segunda a la instrucción de un maestro. Jesús en este texto está
puesto en la Torá, porque asume un compromiso con ella, esto significa que las
cosas deberían tener una continuación, pero al parecer para Neusner, Jesús esta
cambiando algunos aspectos de la Torá, dando a conocer un cumplimiento
diferente, como un maestro que enseña a sus discípulos su propia Torá, es
decir, su propia ley. En este diálogo
con Jesús, Neusner trata de hacerle ver que él está en un error, ya que Jesús
afirma explícitamente “Que él ha venido a cumplir con la Torá y no destruirla” (pág.
44). Sin embargo, pareciera que la está cambiando cuando afirma, “más yo les
digo” y es este precisamente el punto del diálogo.
El tercer capítulo, “No a destruir sino a cumplir”
contra “habéis oído que se dijo, pero
yo os digo”, aquí está de referencia el evangelio de San Mateo 5,17-20. Pareciera
un texto donde hay contradicción, ya que ha dicho que ha venido a cumplir y no
a destruir la ley, sin embargo, después de recordar la ley, Jesús está
agregando algo más a lo que ya está establecido por la Torá dada a Moisés. Según
Neusner, nada más se le puede agregar a la Torá que ha sido dada por Dios.
El cuarto capítulo se titula, “Honra a tu padre y a tu madre”
contra “no penséis que he venido a
traer paz a la tierra”. Ante
estas palabras de Jesús, presentadas en el evangelio de Mateo, Neusner dice:
“Un buen estudiante toma nota, y uno más grande saca conclusiones” (pág. 82).
Hace la invitación a escuchar las palabras de Jesús, pero a no quedarse solo
con las palabras que dice, sino que también hace la invitación a sacar
conclusiones. El autor expresa que su
intención no es convencer a los judíos de no seguir a Jesús, ni de convertir a
los cristianos al judaísmo, sino más bien, les invita a sacar sus propias
conclusiones. Neusner por su parte hubiera escuchado a Jesús atentamente, pues
afirma que hay muchas cosas muy interesantes en lo que dice, pero no hubiera
sido su discípulo después de sacar sus propias conclusiones y teniendo como
fuente la Torá.
El quinto capítulo se titula, “Recuerda el día sábado para santificarlo” contra “mira tus discípulos,
hacen lo que no es lícito hacer en sábado”. Neusner pone atención a lo que Jesús hace en día sábado, ya que la
Torá marca el día sábado como algo determinante, como el momento de la plenitud;
ese día se manda a celebrar la creación, seis días se trabaja, el séptimo se
aprecia y se da gracias. Los discípulos de Jesús se comportaban de un modo
diferente, a tal punto que contrastaban con la gente y por ello se encontraba
chocante y preocupante. Neusner afirma: “lo que está en juego en el sábado es
muy importante, y esa es la razón también por la que Jesús y sus discípulos
exponen también su doctrina acerca del sábado y de la santidad” (Pág. 102).
El sexto capítulo se titula “Sed santos porque Yo, el Señor vuestro Dios Soy Santo” contra “si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, ven y sígueme”.
Neusner está de acuerdo con la primera respuesta de Jesús ante la interrogante
del joven, pues es claro que para los judíos cumplir con la ley es cumplir con
la voluntad de Dios. Ciertamente, la respuesta de Jesús es la que cualquier
judío hubiera esperado escuchar, “porque un gran maestro no es el que dice algo
nuevo, sino el que dice la verdad” (pág. 120). El joven que se acerca a Jesús
quiere ser más que mortal, quiere tener una vida eterna, es por ello la
interrogante: “¿Qué he de hacer para conseguir la vida eterna?”. Un maestro de
nuestros tiempos a comparación de Jesús hubiera dado una respuesta menos
rigurosa: “fe en Dios y lealtad a él”.
El capítulo siete, “Sed santos” contra “santurrones hipócritas” está basado en
el evangelio de Mateo 23,- 1-8. Neusner tiene claro que ser santos es diferente
a ser santurrones e hipócritas, y manifiesta en este apartado: “Lo que me
molesta en los duros juicios de Jesús acerca de los escribas y fariseos es que
yo soy uno de los que hacen lo que dicen los escribas y fariseos” (pág. 143).
Ahora bien, no lo hace por ser un santurrón, sino más bien porque considera que
cumplir al pie de la letra con lo que dice la Torá es la voluntad de Dios.
El capítulo ocho, El
camino a Cafarnaúm, ubica a Neusner siguiendo al maestro, aunque sabe que
no será por mucho tiempo, ya que considera que lo que ha escuchado en el sermón
de la montaña no ha sido suficiente para amar a Dios con todo su corazón, con
toda su alma y todas sus fuerzas.
En el capítulo nueve, “Deberás apartar el diezmo de todo lo que tus sementeras hayan producido
en tus campos” contra “pagáis en diezmo de la menta, del aneto y
del comino, y descuidáis lo más importante de la ley”, el autor deja de
manifiesto que hay cosas mucho más importantes que pagar el diezmo y
ciertamente no se pueden descuidar, pero también recuerda que parte de la
santidad es dar este diezmo, junto al resto de las enseñanzas de la Torá. Es
necesario, por lo tanto, hacer ambas cosas, pero no se puede solamente dejar de
pagar el diezmo y amar al prójimo. Hacer y creer son dos aspectos que resalta
el autor y considera importantes.
El capítulo diez, ¿Cuánta
Torá, después de todo?, expresa cuál es la razón por la que no está
dispuesto a seguir a Jesús y aclara que no es por la falta de fe, no es por lo
que no cree de Jesús, sino por lo que cree de la Torá. De esta manera el autor
concluye el libro expresando su respuesta y tomando la decisión de no seguir a
Jesús, un diálogo donde reconoce muchas cosas buenas, pero no son suficientes
para cumplir con lo que Dios quiere para él.
Valoración critica
Personalmente considero que es un buen libro y lo recomendaría,
ya que Neusner es muy sincero al momento de dar una respuesta en su diálogo con
Jesús, además lo expresa al inicio del libro, que su intensión no es convencer
a los judíos que el judaísmo es el mejor, ni de convertir a los cristianos al
judaísmo, ha sido un dialogo muy maduro con Jesús, convencido que las palabras
del maestro están muy bien dichas, pero que aun así para él no es suficiente,
para hacer lo que Dios quiere que él haga, para cumplir con su voluntad. Es por
ello que parece muy interesante el dialogo, no hay un simple no, hay un no,
porque después de escuchar a Jesús y su Torá, ha sacado conclusiones y a tomado
la firme decisión de no seguirle.
Se proponen
algunas citas
“Un buen estudiante toma nota, y uno más grande saca
conclusiones” (pág. 82.)
“Lo que está en juego en el sábado es muy importante,
y esa es la razón también por la que Jesús y sus discípulos exponen también su
doctrina acerca del sábado y de la santidad”. (Pág. 102.)
“Porque un gran maestro no es el que dice algo nuevo,
sino el que dice la verdad” (pág. 120.)
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