viernes, 6 de septiembre de 2019

FE Y CIENCIA UN DIÁLOGO NECESARIO (Reseña)




Por: Ricardo Cerén Hernández

Ratzinger Joseph­, Fe y ciencia. Un diálogo necesario, Sal Terrae, Santander 2011.
Colección: Presencia Teológica, 183. 
ISBN: 978-84-293-1959-0.
222 paginas. 

Benedicto XVI, de nombre secular Joseph Aloisius Ratzinger,​ resultó elegido Papa el 19 de abril de 2005 tras el fallecimiento de Juan Pablo II.

Fue catedrático de teología en distintas universidades alemanas, como Bonn, Münster, Tubinga y Ratisbona, desempeñó también un importante papel como perito del Concilio Vaticano II. Ha mantenido diálogo y debates teológicos con pensadores de renombre, como Henri de Lubac, Karl Rahner, Hans Urs Von Balthasar, Hans Küng, entre otros. Nombrado Arzobispo y creado cardenal en 1977. Designado en 1981 prefecto para la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Tesis del libro
Según el autor, no existe otra alternativa, es decir, la razón y la fe, la ciencia y la teología tienen que volver a encontrase, en su autonomía, su distinción y su complementariedad, sin disolverse la una en la otra. Según él que está en juego es el hombre mismo y el mundo.

Articulación del libro
La obra Fe y Ciencia cuenta con una introducción de Umberto Casale y dos partes. En la primera parte, titulada Fe, Razón y Ciencia, desarrolla cinco discursos. En el primer discurso, la fe en el mundo de hoy, el autor es consciente de los desafíos que existen al hablar de la fe en el mundo de hoy ante personas que ni por profesión ni por vocación conocen desde dentro el discurso y el pensamiento eclesial. Por lo que se refiere al papel del teólogo en la actualidad, para lograr que su mensaje sea escuchado de verdad, es necesario un aggiornamento. Según el autor, “la fe cristiana es el encuentro con el hombre Jesús y, en tal encuentro, experimenta el sentido del mundo como persona” (pág. 100).
En el segundo discurso, creer y saber, el autor expresa que se llega a un malestar propiamente dicho, con la expresión creer y saber, lo que molesta en la fe cristiana es sobre todo la carga de excesivos enunciados, que se han amontonado a lo largo de la historia y luego se presenta y exige la fe. Por parte de la ciencia, molesta la insuficiencia que lleva a relativizar. Y con respecto a la filosofía como ciencia natural, ya no se pregunta sobre la verdad, sino por los métodos empleados y el pensamiento lógico. Pero para la fe, en su núcleo, no es solo un sistema de conocimientos, sino de confianza. De encuentro con un tú que sostiene y da sentido. Por tanto, se pasa según el autor del “creo en algo a creo en ti”. (pág. 107).
En el tercer discurso, titulado la verdad del cristianismo, y como subtítulo el cristianismo como síntesis de la fe y la razón, según el autor, “la más bella y elocuente expresión de esta nueva síntesis cristiana se encuentra en una confesión de fe que se puede leer en 1 Juan: “Nosotros hemos creído en el amor”; expresa el autor que “Cristo supuso el descubrimiento del amor creador; la razón del universo se había revelado como amor” (pág. 113).
En el cuarto discurso, titulado Creación- Gracia- Mundo, y como subtítulo la fe en la creación y la teoría de la evolución, el autor nos sitúa a mediados del siglo XIX, cuando se desarrolló la idea de la evolución de los seres vivos, cuestionando así de raíz la noción tradicional de que Dios es el creador de todas las especies. Para el autor, la teoría de la evolución no suprime la fe, tampoco la confirma, “pero la exige comprenderse a sí misma con mayor profundad, ayudando así al ser humano a comprenderse a sí mismo y a devenir cada vez más lo que ya es: el ser llamado a decir eternamente tú a Dios” (pág. 130).
En el quinto discurso titulado, la Fe, entre la Razón y el Sentimiento, el autor expresa que lo que está de fondo es la idea de que la ciencia y la religión son dos esferas completamente diferentes, sin interferencias recíprocas: la ciencia trata sobre la verdad o la falsedad y la fe religiosa sobre lo bueno y lo malo, la ciencia es el modo de abordar la realidad de manera objetiva y la fe lo subjetivo.  El autor dice: “que no existe otra alternativa: que la razón y la religión tienen que volver a encontrarse, sin disolverse la una de la otra. Ya que lo que está en juego no son los intereses de cada una sino el mismo hombre” (pág. 135). 

La segunda parte, titulada Fe y Ciencia al servicio de la verdad, recoge ocho discursos pronunciados por Benedicto XVI ante diversas instituciones eclesiales, en particular la Pontificia Academia de las Ciencias y el Pontificio Consejo de la Cultura.  En esta segunda parte enfatiza el doble principio de autonomía y distinción, para una complementariedad, para un verdadero progreso individual y comunitario; no contraponer los saberes ni absolutizar el saber científico, sino la búsqueda del diálogo interdisciplinario y la integración de los saberes.    
En el primer discurso, a los participantes en la XX Conferencia Internacional promovida por el Consejo Pontificio para la Pastoral de la salud, sobre el tema: el genoma humano, el autor expresa que en las nuevas aportaciones de la ciencia médica, la Iglesia debe realizar una valiosa obra de iluminación de las conciencias, para que todo descubrimiento científico contribuya al bien integral de la persona, en el respeto constante de su dignidad. Por consiguiente, es necesario dar nuevos impulsos a la pastoral de la salud, esto implica una renovación y profundización de dicha pastoral.
En el segundo discurso, ante la Asamblea Plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias, el autor expresa el creciente avance de las ciencias y de la tecnología. Ciertamente la Iglesia reconoce que el hombre, gracias a la ciencia y la técnicam ha ampliado y continúa ampliando el dominio sobre la naturaleza. Y sostiene el autor que “existe el peligro de que el hombre, confiando demasiado en los modernos inventos, crea que se basta a sí mismo y no busque ya… la trascendencia” (pág. 158).
En el tercer discurso, ante la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo de la Cultura, el autor aborda el tema de la secularización del mundo y la humanidad sin referencia a la trascendencia; por tanto tenemos una deshumanización desde dentro, incluso desde de la fe cristiana. Por lo que se refiere a los pastores, les exhorta a una misión incansable y generosa para hacer frente al fenómeno de la secularización,  en el terreno del diálogo y el encuentro con las culturas, del anuncio del evangelio y el testimonio.
En el cuarto discurso, ante el Congreso Internacional organizado por la Pontificia Universidad Lateranense en el X aniversario de la Encíclica Fides et Ratio,  Benedicto XVI al hablar de Fides et Ratio, recuerda que hay que tener confianza en la razón  humana, ya que la fe mueve a la razón a salir de todo aislamiento, por tanto la fe se hace abogada de la razón. La verdad de la Revelación no se sobrepone a la alcanzada por la razón, sino que la purifica y la exalta.
En el quinto discurso, ante la Asamblea Plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias, el autor desarrolla el tema: “Visión científica de la evolución del universo y de la vida”. Según el autor,  hay dos maneras de leer el mundo, desde la ciencia y desde la Revelación, y no existe contradicción. La ciencia expresa le evolución,  pero esto implica algo ya existente. Así, evolucionar “significa literalmente desenrollar un rollo de pergamino” (pág. 171). Por tanto, “el Creador funda este desarrollo y lo sostiene, lo fija y los mantiene continuamente”.
En el sexto discurso, a los asistentes a un encuentro organizado por el Observatorio Astronómico Vaticano, con ocasión del año Internacional de la Astronomía, el autor recuerda el aporte de Galileo Galilei, uno de los primeros en observar el cielo y reconoce que se avanza en el campo de la ciencia y de los conocimientos. Y expresa que el conocimiento se debe comprender y tratar de conseguir en toda su amplitud; una auténtica verdad que lleve al hombre a la felicidad.
En el séptimo discurso ante la Asamblea Plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias, el autor reflexiona sobre la herencia científica del siglo XX, y expresa lo beneficioso que resultan ser los avances realizados a lo largo del siglo. En un segundo momento apunta que en este nuevo siglo, los logros científicos deben favorecer la fraternidad y la paz, y orientar los esfuerzos de cada uno hacia el auténtico bien del hombre y el desarrollo integral de los pueblos del mundo.
En el octavo discurso, con ocasión de la entrega del “Premio Ratzinger” en su primera edición, el autor reflexiona sobre la Teología. La teología es la ciencia de la fe. Según el autor: “en la teología está en juego la cuestión sobre la verdad, lo cual es el fundamento último y esencial” (pág. 181).  A lo que responde que Cristo es el Logos, la verdad, la Razón creadora. Por lo tanto, la fe recta orienta a la razón a abrirse a lo divino.

Valoración de la obra
La obra Fe y Ciencia, resulta de gran importancia ya que el autor invita a continuar este diálogo distinguiendo las características específicas de la ciencia y de la fe. Las dos están llamadas a servir al hombre y a la humanidad. Por tanto, todo hombre y mujer de fe y de ciencia no puede ni debe renunciar a este diálogo respetando la autonomía, la distinción y así lograr la complementariedad.

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