miércoles, 16 de febrero de 2011

JESÚS, LOS ENFERMOS Y EL TESTIMONIO CRISTIANO. Pautas para una pastoral de la salud transformadora




Está fuera de discusión el hecho de que Jesús sanó a muchos enfermos.

Por tanto, ellos tienen un lugar privilegiado en su ministerio terreno.

Si se estudian detenidamente se notará

que todas las sanaciones nos dejan una rica enseñanza.


I. EL BUEN SAMARITANO. La estructura fundamental de la pastoral de la salud

Lucas 10

25 Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: "Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia vida eterna?"26 El le dijo: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?"27 Respondió: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo."28 Díjole entonces: "Bien has respondido. Haz eso y vivirás."29 Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: "Y ¿quién es mi prójimo?"30 Jesús respondió: "Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto.31 Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo.32 De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo.33 Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión;34 y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él.35 Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva."36 ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?"37 El dijo: "El que practicó la misericordia con él." Díjole Jesús: "Vete y haz tú lo mismo."

1. El dolor físico provocado

Existen diversos tipos de dolor. Hay un dolor físico, provocado, como el que sufrió este hombre anónimo, que bajaba de Jerusalén. Él no sabía que le iban a robar e incluso a golpear.

En las sociedades que sufren mucha violencia, muchas veces nos encontraremos con este tipo de dolor, un dolor físico y provocado. De modo que tenemos una gran tarea que realizar a la hora de sanar estos dolores que provocan las personas perversas de nuestra sociedad.

El dolor físico provocado requiere, además de una acción asistencialista, una acción sistemática y solidaria que indaga en las causas del dolor y orienta a las víctimas a que puedan exigir sus derechos en las instancias respectivas.

En esta categoría caben, por ejemplo, las mujeres que son golpeadas por sus maridos; los atropellados en accidentes; las personas, incluso niños, heridos por balas perdidas, la pobreza manipulada por los políticos, etc.

2. Superar el prejuicio religioso y entrar en la dinámica de la compasión

Nosotros atendemos a los enfermos, partiendo de su condición de dolor y le damos prioridad a ese principio. Amar a Dios y al prójimo que sufre son condiciones esenciales para tener vida eterna.

"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo."

Pero, muchas veces olvidamos ese principio fundamental del cristianismo. Prueba de ello es que el sacerdote y el levita, que pasaron antes que el samaritano, no atendieron al que estaba sufriendo, sin duda pensando que estaba muerto y que si lo tocaban quedarían impuros.

En Libro de Los Números 19:11-13.16, se puede leer:

11 El que toque el cadáver de cualquier ser humano será impuro durante siete días.

12 El tercero y el séptimo día se purificará con el agua lustral, y será puro; y si no se purifica el tercero y el séptimo día, no será puro.

13 Cualquiera que toque un cadáver –el cuerpo de un hombre que ha muerto– y no se purifique, mancha la Morada del Señor y será excluido de Israel. Como no ha sido rociado con el agua lustral, permanece impuro: su impureza todavía está sobre él.

16 “Todo el que toque, en pleno campo, a uno víctima de la espada, o a un muerto, o huesos de hombre, o una sepultura, será impuro siete días”.

Los dos primeros viandantes le dieron prioridad a sus creencias religiosas. El samaritano, sin duda liberado del prejuicio religioso, no tuvo dificultad en tocar a la persona herida. Como dice el texto evangélico, el samaritano actuó por compasión y la compasión no tiene religión, no admite el miedo, ni el prejuicio racista.

3. Sistematicidad de la atención pastoral a los enfermos

Otro elemento importante en este relato es que la atención a los enfermos supone hacer las cosas en modo ordenado.

Notaremos los pasos que sigue el samaritano:

acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él.35 Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva."36.

El samaritano se compadece del enfermo y la atención que le da no es solamente sentimental, es decir, no sólo siente lástima, sino que actúa sin temor. Pensemos que el ladrón podría estar escondido aun y podía hacerle daño también a él. Pero igual, él se le acerca al herido y le cura sus heridas, lo deja en un estado de seguridad.

Como podemos ver, la atención pastoral a los enfermos es algo muy serio y no tiene nada que ver con la lástima. La pastoral con enfermos debe tener un orden en niveles: supone el contacto directo con el enfermo, por consiguiente no consiste simplemente en “dar cosas para los enfermos” y que otra persona se las lleve, porque me da asco o miedo estar con los que sufren; implica, además, un conocimiento técnico de lo que se hace; en fin, se requiere una fuerte red de solidaridad para con los enfermos, para que estén bien atendidos, en condiciones dignas de salubridad; supone incluso un fondo económico para poder salir al paso de las emergencias.

4. Valor sacramental del enfermo: la Eucaristía. “Tocar al enfermo”

Pasemos ahora de la atención física al enfermo a la teología del enfermo. Es decir, aquí nos planteamos la pregunta: Como cristianos, ¿por qué es importante atender a los enfermos?

En primer lugar, porque Jesús vincula la salvación eterna con la acción de ayudar al que sufre. De hecho la pregunta inicial, que da origen a la parábola, es esa: "Maestro, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?" Ayudar al que sufre es ponerse en camino hacia la vida eterna; es, si se quiere, traer vida al mundo con nuestras acciones.

Pero no solo eso, pues el enfermo es un auténtico “sacramento viviente”, en cuanto prolonga históricamente las heridas de Jesucristo, que fue también víctima de la violencia homicida.

En este sentido, uno de los puntos que hacen la diferencia entre el samaritano y los otros dos personajes de la parábola es justamente el hecho de tocar al que está herido. Tocar al que sufre es entrar en contacto sacramental con Cristo, presente en esa persona. De ahí la pregunta dirigida por Jesús a su interlocutor: ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?"37.

Si estamos atentos al conjunto de la Sagrada Escritura, recordaremos que en el texto que funda la Eucaristía, es decir, la narración de la última cena, se dice que Jesús lavó los pies de sus discípulos, y para ello, tuvo que haberlos tocado.

Por tanto, ayudar en modo efectivo al que sufre es entrar en una dimensión eucarística del dolor. Por ese camino, nuestra participación en la misa no será solo un acto de culto al santísimo sacramento, esperando de él una especie de magia curativa, como notamos actualmente en diversos promotores del culto a la eucaristía, sino una comprensión más rica del misterio eucarístico, es decir, un misterio, por una parte, estrictamente eclesial y, por otra, orientado al servicio y a la solidaridad.

Jesús se identifica con el que sufre. En el libro de los Hechos de los Apóstoles, en el encuentro que tiene Pablo con Jesús, cuando va camino a Damasco, se dice que Jesús le pregunta: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? (9:4). Y en el versículo 5 se lee: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.

En realidad, Pablo perseguía a los discípulos de Jesús, pero la identificación de Jesús con ellos es clara. El que tiene contacto con el que sufre, entra en comunión con Jesús. En ese sentido, la pastoral de la salud se constituye en una ventana abierta, que pone en contacto a los ministerios internos a la Iglesia entre sí y permite, además, que personas que están fuera de la praxis eclesial e incluso de la comunión eclesial, puedan encontrarse con Jesús.

II. LA MUJER CANANEA. La misionariedad de la pastoral de la salud

Marcos 7:24-30 (Cfr. Mateo 15:21-28)

24 Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse. 25 Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies. 26 La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio. 27 Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. 28 Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. 29 Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. 30 Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama.

Los agentes de la pastoral de salud deben saber que su misión tiene un profundo sentido misionero, en cuanto que su trabajo se extiende no sólo a los católicos, sino que va orientada a toda persona que pide nuestra ayuda, aunque no profese nuestro credo católico. Nosotros intentamos ser fieles a aquello que afirma el mismo Jesús en Juan 10:10: yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Y, como todos sabemos, la vida no tiene religión, es vida, y punto.

Esta es nuestra gran lucha hoy: dar vida en medio de tanto dolor y tanta muerte. Un gesto de solidaridad puede hacer mucho más que mil palabras.

Lo mismo sucede en otra parte de la Sagrada Escritura, Jesús reconoce la fe que se encuentra en personas que no eran miembros de su comunidad:

Mateo 8:

5 Entrando Jesús en Cafarnaúm, vino a él un centurión, rogándole, 6 y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. 7 Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. 8 Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente dí la palabra, y mi criado sanará. 9 Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. 10 Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. 11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; 12 mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. 13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.

De modo que nuestra misión al servicio de los enfermos nos pone en sintonía con lo más específico de la evangelización: llevar la buena noticia a los más alejados y a los marginados de la historia.

Incluso hay personas que no piden ayuda por vergüenza o porque creen que no tienen dignidad; en muchos casos por el tipo de enfermedad que padecen. Es sobre todo a esas personas a las que hay que ayudar a encontrar la misericordia de Dios. Es muy tocante el relato de la hemorroísa (Lc 8):

Y mientras iba, la multitud le oprimía. 43 Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada, 44 se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre. 45 Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado? 46 Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí. 47 Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada. 48 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz.

La pastoral de la salud se inspira, por tanto, en el principio de la misericordia y de ahí parte su sentido y organización.

III. EL CIEGO DE NACIMIENTO. La pastoral de la salud y el peligro de la manipulación ideológica

Comentemos ahora uno de los pasajes más interesantes de la Sagrada Escritura. Se trata de la narración de la curación obrada por Jesús en Bartimeo, ciego de nacimiento. Voy a proponer, directamente, la estructura del análisis que he seguido.

Evangelio de San Juan 9:

1 Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento.

LUZ→ ←TINIEBLAS

(Si Jesús es La Luz, entonces la luz permite ver)

2 Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? 3 Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. 4 Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. 5 Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo.

(El ciego, recibiendo el milagro, no sólo ve él, sino que permite que otros vean)

6 Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, 7 y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. 8 Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? 9 Unos decían: El es; y otros: A él se parece. El decía: Yo soy.

10 Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos?

PRIMERA RESPUESTA/ A LOS VECINOS

11 Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista. 12 Entonces le dijeron: ¿Dónde está él? El dijo: No sé.

13 Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. 14 Y era día de reposo cuando Jesús había hecho el lodo, y le había abierto los ojos.

SEGUNDA RESPUESTA/ A LOS FARISEOS

15 Volvieron, pues, a preguntarle también los fariseos cómo había recibido la vista. El les dijo: Me puso lodo sobre los ojos, y me lavé, y veo. 16 Entonces algunos de los fariseos decían: Ese hombre no procede de Dios, porque no guarda el día de reposo. Otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales? Y había disensión entre ellos. 17 Entonces volvieron a decirle al ciego:

TERCERA RESPUESTA/ A LOS FARISEOS

¿Qué dices tú del que te abrió los ojos? Y él dijo: Que es profeta.

INTERROGATORIO A LOS PADRES DEL CIEGO

18 Pero los judíos no creían que él había sido ciego, y que había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista, 19 y les preguntaron, diciendo: ¿Es éste vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora? 20 Sus padres respondieron y les dijeron: Sabemos que éste es nuestro hijo, y que nació ciego; 21 pero cómo vea ahora, no lo sabemos; o quién le haya abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos; edad tiene, preguntadle a él; él hablará por sí mismo. 22 Esto dijeron sus padres, porque tenían miedo de los judíos, por cuanto los judíos ya habían acordado que si alguno confesase que Jesús era el Mesías, fuera expulsado de la sinagoga. 23 Por eso dijeron sus padres: Edad tiene, preguntadle a él.

CUARTA RESPUESTA/ A LOS FARISEOS

Dialéctica directa

entre

LUZ de la fe y TINIEBLA del pecado

Entre

EVANGELIO e IDEOLOGÍA DE LA RELIGIÓN

Principios que se excluyen mutuamente

24 Entonces volvieron a llamar al hombre que había sido ciego, y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre es pecador. 25 Entonces él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo. 26 Le volvieron a decir: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos? 27 El les respondió: Ya os lo he dicho, y no habéis querido oir; ¿por qué lo queréis oír otra vez? ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos? 28 Y le injuriaron, y dijeron: Tú eres su discípulo; pero nosotros, discípulos de Moisés somos. 29 Nosotros sabemos que Dios ha hablado a Moisés; pero respecto a ése, no sabemos de dónde sea. 30 Respondió el hombre, y les dijo: Pues esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos. 31 Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye. 32 Desde el principio no se ha oído decir que alguno abriese los ojos a uno que nació ciego. 33 Si éste no viniera de Dios, nada podría hacer. 34 Respondieron y le dijeron: Tú naciste del todo en pecado, ¿y nos enseñas a nosotros? Y le expulsaron.

QUERER VER/ FE/ CREER

(LUZ)

Y

NO QUERER VER/ IDEOLOGÍA DE LA RELIGIÓN/ NO CREER

(TINIEBLA)

35 Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios? 36 Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él? 37 Le dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es. 38 Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró. 39 Dijo Jesús: Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados. 40 Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso nosotros somos también ciegos? 41 Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece.

El ciego ve primero en sentido físico, es decir, recobra la vista. Pero ve también desde el punto de vista de la fe. Son dos formas de tener vista.

Los fariseos ven físicamente, pero no ven desde el punto de vista de la fe.

Mientras se da una atención asistencialistas a los enfermos todo va muy bien. Cuando los agentes de la pastoral social y de la salud inicien a indagar en las cusas del dolor y sus solución cuando es un dolor provocado, encontrarán duras resistencias en familiares e incluso en estructuras políticas. Por ello, el agente de la pastoral social y de la salud debe actuar con libertad para que este tipo de reacción no lo sorprenda.

Nuestra ayuda a los enfermos:

· Primer nivel: ayudar a las personas en sus necesidades concretas, físicas y materiales.

· Segundo nivel: ayudar a los enfermos a recupera su confianza y su fe.

· Tercer nivel: con nuestra solidaridad desenmascaramos la falsa religión, que difunde la oscuridad y la ignorancia en el mundo.

· Cuarto nivel: dejarse iluminar, para ser luz, para que otros puedan ver y puedan encontrarse con Jesús.

PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN

1. En el n. 26 del Documento de Aparecida se habla de “Iglesia samaritana” ¿Qué características debería tener una “Iglesia samaritana”?

2. ¿Cómo es posible lograr en nuestras parroquias una efectiva y auténtica “conversión pastoral”?

martes, 1 de febrero de 2011

DEL TESTIMONIO A LA CREDIBILIDAD DE LA IGLESIA



Las ideas que les propongo a continuación son el fruto de un esfuerzo de investigación que estamos haciendo con otros colegas desde hace algunos años. Se trata no sólo de identificar los elementos negativos que han empañado la imagen de la Iglesia católica en El Salvador, durante el conflicto armado vivido entre 1977 y 1992, sino de indagar en las fuentes cuáles son las razones que subyacen a la crisis que llevó al asesinato de personas vinculadas directamente al proceso evangelizador y de cómo se ha llegado a pensar que muchas de esas personas puedan ser consideradas como testigos de la fe y, en sentido estricto, mártires.

Cuando en el año 2000, con ocasión del Jubileo, Juan Pablo II pidió expresamente que el nombre de Mons. Romero fuera incluído en la lista de los llamados Nuevos Mártires del siglo XX –y de esto da razón el libro de Andrea Riccardi, El siglo de los mártires (Plaza & Janes, 2001)- la Congregación para la Causa de los Santos se vió en la necesidad de distinguir entre testigos de la fe y mártires. Un debate entre lo teológico y lo canónico –debate aun abierto- en vistas a no mezclar lo religioso con lo político. No entro en el mérito del debate.

En todo caso, hace algunos días un grupo de sacerdotes de la Arquidiócesis de San Salvador (El Salvador) me invitaran a que compartiera con ellos una reflexión en torno a una teología martirial. Ello me permitió darles un adelanto de lo que pienso será –si Dios me lo permite- mi próxima publicación. Lo que hice fue exponer en términos generales los tres niveles de análisis que pretendo afrontar y sus elementos constitutivos: el martirio de Jesús como elemento originario y originante de la Iglesia; la reflexión teológica que se desprende de esa primera correlación y la credibilidad de la Iglesia a partir de su comportamiento de frente al martirio de Jesús y de los testigos de la fe hoy.

La clave de lectura que estamos utilizando es la correlación entre martirio y credibilidad de la Iglesia. La credibilidad en sentido teológico conecta a la Iglesia con el testimonio supremo de Jesucristo y eso, a su vez, la hace creíble a ella en la historia.

A continuación, pues, las ideas principales que articularon nuestra reflexión sacerdotal.

1. DE UNA TEOLOGÍA DEL MARTIRIO A UNA TEOLOGÍA MARTIRIAL

1.1. Hasta el primer cuarto del siglo XX se hacía una teología del martirio. De hecho, se pueden citar textos escritos en esa línea, que van desde 1910 hasta 1960, en los cuales se trata el tema del martirio teniendo presente la experiencia del martirio vivido por miembros de la Iglesia entre el I y el IV siglo, preponderantemente.

1.2. Hay un momento de transición de la teología del martirio a la teología martirial entre 1960 y 1975, aproximadamente. El debate fue protagonizado por los teólogos Hans Urs von Balthasar y Karl Rahner. Ellos no estaban interesados –por lo menos no en modo explícito- en una teología martirial, sino que buscaban justificar su propia teología de frente al fenómeno de la modernidad y el proceso de secularización, aspectos tipicamente occidentales. Balthasar se afincará en el dato de fe, defendiendo su “objetividad”, es decir, ese dado antecede al hombre mismo. Rahner, como sabemos, suele proceder metodológicamente por el camino contrario, es decir, no parte del dato de fe, visto en modo objetivo, sino que lo lee a partir del sujeto. Por tanto, si en Balthasar todo martirio se lee desde la cruz de Cristo, en Rahner, sin negar el dato de fe, lee la cruz de Cristo a partir de la muertes recientes.

1.3. El debate sobre los fundamentos teológicos y doctrinales de una teología martirial los encontraremos en el n. 19 de la revista Concilium de 1983. Posteriormente el tema de la teología martirial se tornará mucho más común.

1.4. Evidentemente, la teología martirial tiene un fuerte substrato histórico y sociológico, de esa teología se puede hablar sólo en la medida que se pueda comprobar que se hayan verificado casos de comunidades asesinadas por el mero hecho de hacer una reflexión de fe a partir del dato sociológico y tengan un proceso de organización social en orden a liberarse de la opresión económica, política y militar.

1.5. Anejo a ese dato, también se debe comprobar si esos procesos pastorales y sociales eran acompañados por teólogos de oficio, y si también ellos hayan sufrido el efecto de la represión hasta dar el supremo testimonio.

2. TEOLOGÍA MARTIRIAL Y ECLESIALIDAD RESPONSABLE

2.1. Tanto la teología del martirio con la teología martirial se fundan en el testimonio supremo de Jesús (El Testigo Fiel).

2.2. Ahora bien, si la Iglesia, en la versión lucana de los Hechos de los Apóstoles, inicia su justificación histórica a partir de la muerte de Esteban. Entonces, se puede concluir que tanto el testimonio de Jesús como la posibilidad de existencia de la Iglesia, están cimentadas en la nueva visión que se tiene respecto de la visión oficial de la institución religiosa –la religión oficial judía-.

2.3. Por tanto, la muerte de Jesús tiene relación con el modo como él interpretó y vivió la religión judía de su tiempo. La Iglesia se entiende a partir de esa nueva visión de la fe encarnada por Jesús.

3. ECLESIALIDAD RESPONSABLE Y CREDIBILIDAD DE LA IGLESIA

3.1. Principio de credibilidad de la fe cristiana es el misterio pascual.

3.2. La fidelidad a ese principio –que incluye la muerte martirial- posibilita en la historia el principio de la credibilidad.

3.3. La eclesialidad responsable asume históricamente: en primer lugar, la visión crítica del modo de vivir la Iglesia hoy; en segundo lugar, testimonia efectivamente esa visión siempre renovada, o en permanente conversión de la Iglesia.

4. CONCLUSIÓN

4.1. ¿Qué está impidiendo la eclesialidad responsable?

4.1.1. La dialéctica entre el principio evangélico y el principio ideológico.

4.1.2. El modo de vivir el tema del testimonio cristiano –y en modo particular el martirio- en la línea del pasado y no en la del presente, cayendo en el error de considerar al martirio sólo como tema teológico y no como substrato del ejercicio mismo de la teología, con lo cual se mutila el principio genético del sujeto de la teología, la comunidad cristiana.

4.2. ¿Qué está posibilitando la eclesialidad responsable?

4.2.1. La indagación en la historia de El Salvador de aquellos elementos que generan confusión donde no debería haberla, es decir, el determinar de dónde procede la acusación ideológica de comunismo o marxismo al movimiento cristiano generado a partir del testimonio radical de los cristianos.

4.2.2. La reflexión no sólo pastoral, sino teológica e histórica del origen del odio a la caridad y a la defensa de los derechos humanos.

4.2.3. Una evangelización que acentúa, con una debida actualización y en modo sistemático, aquellos principios y acciones que llevaron al supremo testimonio a nuestros hermanos cristianos del siglo XX.

4.2.4. El ejercicio de una comunión eclesial y una misión leídas y vividas desde el martirio. Ello pondría en evidencia las intenciones del asesino y de sus encubridores, del tipo que fueran.

4.2.5. Es decir, se trata de entrar en la dinámica de una sacramentalidad responsable, que no evade el tema del martirio, sino que lo asume en su praxis eclesial actual.

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