Víctor Guerra, defendiendo su tesis.
Dr. Luis Alvarenga, haciendo sus observaciones.
Dr. Luis Escamilla, haciendo sus observaciones.
Dr. Roque Baldovinos, al centro. El asesor de tesis.
Muy buenas tardes doctores que componen el jurado calificador en esta
defensa de Tesis Dctoral, doctor Ricardo Roque Baldovinos, Doctor Luis
Alvarenga y Doctor Luis Escamilla.
Querida familia: esposa y hermanos.
Estimados amigos y amigas que finamente me acompañan en este acto, les
agradezco su gentileza.
Este día presento mi defensa de Tesis doctoral que he denominado “EL
VITALISMO MASFERRERIANO: UNO MODO DE HACER FILOSOFÍA EN EL SALVADOR DE
PRINCIPIOS DEL SIGLO XX”
Los resultados de esta investigación se organizan en una introducción
general, cuatro capítulos principales y la conclusión general.
El Capítulo Primero es de
carácter introductorio, en él se presentan los distintos aportes hechos por
varios autores respecto del pensamiento de Masferrer. Asimismo se hace una
aproximación general al Vitalismo, diciendo qué es y en qué se fundamenta esta
teoría; se hace un balance bibliográfico en el que se presentan los enfoques
fundamentales de los autores que han abordado la figura y obra intelectual de
Masferrer y una propuesta de abordaje que al final proveerá mayor claridad,
porque presenta a este autor en su justo lugar, como un intelectual iluminador
de la realidad que le tocó vivir y un reformador que intentó con honestidad
contribuir a ejecutar un cambio social en función de una nueva sociedad y una
nueva patria salvadoreña.
Sin embargo, debido a que la figura y obra de Masferrer han sido
trabajadas y hasta cierto punto modificadas de parte del oficialismo salvadoreño,
para sacar ventaja de un pensador crítico y aceptado socialmente en El Salvador
como es éste; es importante en esta investigación analizar críticamente la
parte del pensamiento de Masferrer que el oficialismo ha manejado durante más
de ochenta años. Con ello buscamos demostrar que el oficialismo ha ejecutado un
reduccionismo del pensamiento de este autor. Es decir, que el oficialismo ha
falseado el pensamiento político, social y filosófico de Masferrer omitiendo y
ocultando el ámbito más crítico de su obra, y en contraposición, exaltó de
forma exagerada el pensamiento poético, lírico, místico y panegírico del autor,
en detrimento de aquel.
El contenido del Capítulo Segundo
es de carácter histórico, en él se presenta el contexto social, político, económico
y filosófico en el que se debe enmarcar la obra intelectual de Masferrer para
tener mejor criterio de interpretación y valoración de la misma. Y los dos
capítulos siguientes son de carácter filosófico. En el Capítulo Tercero se presenta por una parte, una nueva organización
de la obra filosófica de Masferrer y, por otra parte, su aporte en el ámbito de
las ideas filosóficas en Centroamérica y en particular a la realidad social y
política de El Salvador en la perspectiva de ofrecer una solución estructural y
viable a los problemas acuciantes vividos durante finales del siglo diecinueve
y principios del veinte. El Capítulo
Cuarto presenta los aportes en la línea filosófica para la posteridad
salvadoreña y centroamericana: el Vitalismo como pensamiento filosófico y político de Masferrer, como precursor de los
derechos humanos para el mundo actual.
El Minimumvitalismo impulsado
por Masferrer, que como bien lo dice éste, aunque no es un pensamiento original
sí es un proyecto innovador y aglutinador de ideas en torno a la justicia
social, la tierra, los Derechos Humanos y la superación de la pobreza en un
espacio y tiempo determinados como fue la Centroamérica de principios del siglo
veinte.
Una de las originalidades de Masferrer es hacer aplicable el Vitalismo
en la praxis histórica, y en concreto, en la vida política salvadoreña. De ahí
que encontremos que en el pensamiento filosófico de Masferrer no hay simple
especulación sino un pensamiento filosófico que está orientado a la
transformación de la realidad sociopolítica salvadoreña y centroamericana. De
ahí que por la influencia que este pensador ejerció en su época sea considerado
como uno de los intelectuales más sugerentes.
Esta investigación se ha realizado principalmente con el objetivo de
sistematizar el pensamiento filosófico de Masferrer y mostrar la unidad del
mismo con su objeto de interés. Este pensamiento ha estado transido por la duda
fundamental acerca de si realmente constituye un pensamiento filosófico
propiamente dicho. La discusión sigue abierta y la duda permanece, pero de lo
que no se duda es que este pensamiento constituye un aporte al desarrollo
intelectual centroamericano. La duda fue agravada por el hecho de que ni
siquiera se haya organizado el pensamiento de Masferrer, vertido en su obra
intelectual como un corpus coherente
y original, si no como una serie de trabajos eventuales presentados en forma de
artículos periodísticos, dedicados fundamentalmente a reflexionar en torno a la
realidad sociopolítica salvadoreña y centroamericana de la primera mitad del
siglo veinte.
Esto determinó la hipótesis de nuestro trabajo: que la producción
propiamente filosófica de Masferrer estaba publicada en forma de artículos
periodísticos y que encuentra su unidad y sentido en el intento de Masferrer
por reflexionar en profundidad sobre la realidad vivida por los salvadoreños de
principios del siglo veinte y en su búsqueda de presentar soluciones concretas
y viables a esa problemática.
Desde el punto de vista filosófico es estéril sostener la discusión
sobre si el pensamiento filosófico de Masferrer, a saber, el Minimumvitalismo es propiamente un
pensamiento coherente y original ya que semejante planteamiento es ambiguo
porque no existe pensamiento que no haya sido hondamente marcado en su punto de
partida y en los problemas fundamentales que trata por la persona que la
formula y el pueblo al que su autor pertenece.
Es importante anotar que el Minimumvitalismo
por su constitutiva pretensión de búsqueda radical de la justicia social y con
ello, honestidad y verdad, debe ser considerado en propiedad, un verdadero
pensamiento filosófico; otra cosa es que hasta ahora no se hayan sacado las
debidas aplicaciones filosóficas de esta obra intelectual. En este sentido, el Minimumvitalismo parte de las concreciones
históricas vividas por la sociedad de finales del siglo diecinueve y principios
del veinte. Estas concreciones individuales, sociales e históricas que
Masferrer vislumbra, las retoma, las analiza y luego propone solucionarlas
desde la praxis concreta. Por eso el Minimumvitalismo
ha de estar, en virtud de su naturaleza y de sus pretensiones, vinculado a la
praxis histórica de los hombres y los pueblos que luchan por la consecución de
al menos un mínimo de vida justa. En este sentido, la importancia de la praxis
reviste gran relevancia para un adecuado planteamiento del Minimumvitalismo.
Como se ve en el desarrollo de esta tesis, el pensamiento filosófico de
Masferrer por su objeto, contenido y horizonte es un pensamiento político. De
ahí que el interés del Minimumvitalismo
sea fundamentalmente ético. En esta perspectiva, el análisis de la
fundamentalidad ética desde el crisol de la justicia social que permite valorar
la praxis política en la sociedad salvadoreña actual, sea una exigencia
ineludible. Y es que, como se ha visto en la realidad, la orientación general
del Minimumvitalismo no permite
separar lo ético de lo político. En este sentido, éste puede enmarcarse dentro
de las corrientes filosóficas occidentales más puras, donde el objeto fundamental
no puede ser otra cosa que una reflexión situada en un contexto preciso.
De ahí que una de las orientaciones fundamentales que debe seguir el Minimumvitalismo sea convertirse en una
filosofía política radical, es decir, que tenga como pretensión intelectual el
alcance de los fundamentos de las cuestiones políticas, por tanto, debe tener
siempre como tarea insoslayable el determinar qué es en verdad lo realmente
posible en la praxis política. En este sentido, el Minimumvitalismo debe apuntar desde su perspectiva filosófica, a
estructurar lo social y lo político desde la absolutez de la vida como
principio dinamizador de la realidad. Hay que reconocer, en esta perspectiva,
que es la capacidad de compartir criterios de justicia, lo que capacita al hombre
para una vida no sólo social, sino auténticamente política.
La realidad social de injusticia institucionalizada en todos los
aspectos de la vida social de principios del siglo veinte en El Salvador y que
continúa en los inicios del siglo veintiuno, muestra que para conseguir niveles
de vida más ajustados a una verdadera humanidad, es necesario un apego a la
justicia, particularmente a la justicia distributiva. En este sentido, la
justicia es esencial para la construcción de una verdadera sociedad ya que el
orden de la comunidad política se erige necesariamente en la administración de
la justicia. Es aquí donde se enmarca el llamado que Masferrer hace a construir
una nueva sociedad en la que impere la justicia. Para ello, indica un camino
que conduce directamente a ésta y es hacer que se respete y promueva la vida.
Pero para lograr el respeto a la vida, no basta con asegurarla en su
manifestación biológica, sino llevar a cabo una vida buena y es sabido que no
hay posibilidad de una vida verdaderamente buena si no es en un régimen
socialmente justo. Aquí, cabe afirmar que sólo un régimen justo puede llegar a
concretar un ambiente de seguridad pública. Es decir, que la seguridad pública
es fruto del cumplimiento de la justicia y no meramente del ejercicio de la
coerción.
Ahora bien, para alcanzar una vida justa en la sociedad, como es su
interés, sea necesario una serie de condiciones materiales que la aseguren y
sin las cuales nadie se consideraría propiamente humano. Por tanto, el vivir
bien en Masferrer significa la supervivencia biológica, el bienestar social,
moral y justo. Esto es lo que se ha buscado articular en este trabajo.
En 1881 se decretó la abolición legal de las tierras ejidales y
comunales. Entre líneas se puede ver que esta abolición se encaminó a la
erradicación de las comunidades indígenas, aunque la resistencia activa y
pasiva de estos pueblos prolongaría el proceso hasta bien entrado el siglo
veinte. Este hecho debe enmarcarse en la perspectiva de la consolidación del
sistema liberal en Centroamérica y concretamente en El Salvador. Para los
liberales, el orden era la razón de ser del progreso, de ahí la necesidad de
legislar en torno a la propiedad de la tierra y del suministro de mano de obra.
Este reordenamiento implicó, primero el debilitamiento de la Iglesia como
factor de poder económico y político, lo que no produjo de ninguna manera el
fin de la intervención de aquélla en los asuntos públicos. Segundo, el
sometimiento de los centros de poder regionales al poder central con miras a sentar
las bases para construcción de un Estado nacional. Y tercero, la
desestructuración de las comunidades indígenas, con el resultado a un nuevo
impulso a su cultura de resistencia expresada en forma de marginación y de
rebeliones.
Masferrer cifró sus expectativas en la construcción de una patria donde
la vida de los salvadoreños fuera viable de manera concreta y no idealista.
Ello implicó para él la elaboración de una reflexión política que tuviera que
ver con la realidad concreta que le tocó vivir a las mayorías populares,
específicamente a indígenas y campesinos. Un pensamiento filosófico político al
que le corresponde una ética, cuyo punto de inflexión fue la búsqueda de la
transformación de la realidad de su tiempo, en una realidad más justa. Por ello
estructuró su propuesta Minimumvitalista.
Pensamiento que mejor expresa el contenido ético y político de una reflexión
intelectual al servicio de la construcción de una sociedad más humana. Y como
lo decía él, los seres humanos no podemos vivir si no es en la tierra y ésta es
un recurso limitado. De ahí que una justa distribución de la tierra sea el
elemento clave de la filosofía Minimumvitalista.
La reforma del sistema de tenencia de la tierra es lo que está a la base
de la propuesta ético-política de Masferrer. La tierra como el recurso
fundamental para el desarrollo de la vida del ser humano. De ahí la centralidad
del ser humano en su filosofía vitalista, pero no un hombre idealizado sino un
ser humano real, física y materialmente ubicado en espacio y tiempo concretos.
Esa centralidad del ser humano real, en la filosofía Minimumvitalista es la que lo ubica en el contexto histórico
salvadoreño de 1880-1932; sólo que en el lado contrario del liberalismo. Es
decir, desde la lucha por la justicia social.
El Minimumvitalismo masferreriano comporta
una fundamentalidad filosófica en su vertiente ética en donde lo social y
político son dimensiones fundamentales. Éstas son derivaciones del núcleo
fontanal que para él constituye la vida. Por tanto, este pensamiento filosófico
puede enmarcarse en la línea de la filosofía vitalista. De modo que para él, la
vida es una y constituye un bien supremo, cuya superioridad respecto de todo lo
demás comporta su carácter de absolutez; y en sus manifestaciones, natural,
animal y cósmica, generan el sustrato de su despliegue teórico. En esta
filosofía se expone la defensa y la construcción de la vida, como elemento
fundamental de toda expresión y práctica humana. Aquí, la defensa de la vida,
es la clave hermenéutica para la formulación de la construcción de su
pensamiento. En consecuencia, en la concepción filosófica de Masferrer la vida
no se desliga de lo histórico-político.
El Minimumvitalismo masferreriano ha
constituido una presencia filosófica en El Salvador, tan importante como
inadvertida. Esto debido a intereses de grupos de poder que han manipulado el
pensamiento masferreriano en función de sus intereses. Su estrategia ha
consistido en presentar a un Masferrer romántico y lírico, ocultando al
Masferrer crítico de las injusticias sociales. Sin embargo, por honestidad
intelectual, en El Salvador se le debe hacer justicia a Masferrer, haciendo una
lectura integral y no caricaturesca de su obra. En esta perspectiva, esta
investigación concluye que la obra intelectual de Masferrer constituye una
Ética humanizadora y orientada a una praxis política concreta. Es aquí donde
tienen cabida el Partido Vitalista, los Círculos vitalistas y la Educación
vitalista.
No obstante,
el Minimum Vital se ha interpretado
mal, no sólo por parte de sus detractores sino también por algunos de sus
seguidores. Se piensa erróneamente que ante la necesidad humana del hambre, el Minimum Vital recomienda, por lo menos,
solventarla mínimamente para ir sobreviviendo poco a poco y no morir de hambre
violentamente. Por el contrario, la primera aproximación que nosotros tenemos
del Minimum Vital se refiere a la
satisfacción plena de un mínimo de necesidades: Trabajo, Alimentación,
Habitación, Agua, Vestido, Asistencia Médica, Justicia, Educación y Descanso.
De ahí que se afirme que el Minimum Vital
tiene que ver con la fundamentalidad con que hay que afrontar y resolver la
vida. En este sentido, el Minimum Vital
es una conquista lograda en una situación social caótica, que no asegura ni
siquiera un mínimo para vivir dignamente.
Con la
concreción del Minimumvitalismo
Masferrer busca un equilibrio social que implique, por un lado, que grandes
sectores de la sociedad salvadoreña dejen de ser miserables y que nadie pueda comprar
su fuerza de trabajo mediante un salario de hambre. Y por otro lado frene y
ponga límites a la codicia infinita de los ricos, que conducen a aquellos al
desmedro físico y moral. En este marco se ubica el llamado de Masferrer a que
El Salvador retome una visión más equitativa del sistema de tenencia de la
tierra orientada a una visión más comunitaria y a que los gobernantes de su
época organicen un Consejo Económico, ya que la economía es en realidad un
cuarto poder en El Salvador.
Visto el Minimumvitalismo desde esta nueva
perspectiva, se abren también nuevos campos de investigación en el ámbito de
las ideas filosóficas en Centroamérica y particularmente en El Salvador. Los
campos de investigación en este terreno tienen que ir en el proceso de instalar
el pensamiento filosófico de Masferrer como una Ética que da cada vez más de sí
como quehacer iluminador en la construcción de una sociedad más humanizada y
humanizante.
El pensamiento
filosófico vitalista masferreriano no debe ser considerado una teoría localista
correspondiente exclusivamente a la realidad salvadoreña, sino que por sus
pretensiones últimas de justicia y radicalidad en el respeto y la promoción de
la vida en todas sus expresiones, es también un quehacer intelectual
centroamericano y latinoamericano.
Para
Masferrer, ascender a una sociedad más justa en El Salvador y en Centro América
es alcanzable únicamente por la labor ingente de un Hombre Nuevo cuya labor individual no se termina en una reflexión
intimista y solipsista sino en una actividad política en el puro sentido del
término. Esto es lo que jalona la nueva realidad constituida por la justicia
concretada en la realidad que permite en definitiva la vida buena para todos.
Son muy
interesantes los temas que Masferrer aporta a la reflexión intelectual y a la
historia de las ideas y del pensamiento centroamericano, éstos son la
formulación de la nación étnico-cultural y social, el unionismo y el
panhispanismo, el debate entre raza y la cultura, el feminismo masferreriano,
etc. En este marco, Masferrer junto con otros pensadores centroamericanos
disputaron espacios culturales y políticos a las dos corrientes ideológicas
dominantes del momento: el positivismo y el marxismo.[1]
Masferrer negaba aquellos rasgos simbólicos del liberalismo como referentes
para la construcción de la nación, porque consideraba que no beneficiaban a los
grupos más excluidos en su acceso a los derechos mínimos, como eran la tierra,
el trabajo, la salud, etc. Es más, cuestionaba la construcción simbólica de la
nación y de la identidad salvadoreña como una abstracción, porque no contribuía
a mejorar la vida de los trabajadores, campesinos, niños y mujeres
salvadoreñas.
Podemos
concluir que la filosofía de Masferrer mueve a pensar que para analizar y
resolver los problemas sociales de un pueblo hay que partir de la realidad
socioeconómica e histórica en que está inmerso ese pueblo. De esa manera las
soluciones serán también reales y factibles. Como sabemos por la experiencia,
hoy más que en su época, se violan los derechos humanos de los salvadoreños;
hoy se malversan más y se roban los fondos públicos; hoy la droga y el
aguardiente se consumen más o igual que en la época en que Masferrer la
denunció. Si así son efectivamente las condiciones económicas, sociales, políticas
y culturales del país, no hemos hecho progresos en relación con la realidad que
le tocó vivir a Masferrer, por eso su doctrina tiene vigencia plena aún en
nuestros días. La libertad de pensamiento, de tránsito y de reunión, para
Masferrer son en realidad necesidades más bien que derechos. Por tanto, están
inscritos en la naturaleza del ser humano y simplemente deben ser reconocidos,
si fueran derechos artificiosos habrían de ser concedidos, mientras que las
necesidades, como la de alimentarse y la de dormir son funciones naturales que
nacen con el hombre y que ninguna sociedad y mucho menos ningún Estado los
concede.
Es aquí donde
entran en coincidencia la propuesta intelectual de Ignacio Ellacuría respecto
de la teoría de los derechos humanos en occidente y la visión masferreriana de
una sociedad más justa y equilibrada. Para Ellacuría la utopía siempre deberá ser el motor que impulse la
permanente humanización pues de lo contrario es fácil caer en una ilusión que oculte lo que en realidad
se hace: establecer un orden que una vez instituido buscará la perpetuación, y
es cuando los derechos humanos se convierten en un discurso de legitimación y
ya no de utopía. De ahí que las concepciones de derechos humanos que dan
prioridad al formalismo institucional y sistemático, por encima de la realidad
histórica y las necesidades de los seres humanos, sean estáticas y cierren la
puerta a cualquier dimensión transformadora que puedan tener.
No hay comentarios:
Publicar un comentario