sábado, 21 de febrero de 2009

Una iglesia "extro-vertida" y "di-vertida"


La iglesia, por definición, no se sirve a sí misma, ella existe en función del Reino de Dios, que supera los límites visibles de la iglesia misma.


Por consiguiente, ella debe cuidar constantemente -sobre todo en su expresión jerárquica- de no autoproclamarse, de no confundir su función de servicio con el contenido que predica, su misión tiene sentido en función de alteridad.


Es extro-vertida en cuanto sale de sí misma hacia el mundo, y lucha por crear las condiciones históricas para que el Espíritu de Dios pueda actuar en los hombres y mujeres. En la medida que la iglesia tiende a manipular la acción del Espíritu en la historia -por motivos políticos e ideológicos- en esa medida pierde su esencia y, por consiguiente, es menos creíble.


Jugando con las palabras podríamos decir que creer es, en cierto modo, di-vertirse, es vertirse en dos, superando la individualidad para ir en busca de la persona que más nos necesite, propiciando las condiciones para que el Espíritu re-cree el mundo y podamos seguir di-virtiéndonos con ánimo generoso.


miércoles, 11 de febrero de 2009

!Ya vine de donde andaba!



Después de seis años de estudio en Roma, que comprendían una Licenciatura, un Doctorado en teología de la misión y una interesante experiencia como profesor en la Pontificia Universidad Urbaniana, me dispondo a poner mi base de operaciones en El Salvador.

Quiero hacer un par de observaciones.

De Europa me impresiona el respeto que hay por las cuestiones culturales. No la idealizo, pero, ciertamente el dato es evidente: en Europa se respira cultura.

De los estudios, sostengo que no importa donde uno se encuentre, si realmente se desea aprender. Pues, si por aprender se entiende la acumulación de datos bibliográficos, pues para ello no se necesita salir de casa. De lo que más he aprendido es del contacto con estudiantes y profesores de todo el mundo. Eso no tiene precio. Delante a la multiculturalidad queda claro que la visión provincial que uno porta consigo se queda cortísima.

Sostengo que es un mito, y lo afirmo, el pensar que la mera pertenencia a un ambiente cultural primermundista asegure inteligencia. He conocido inteligentísimos alemanes, pero también alemanes brutos e ignorantes. Nunca me crucé con un norteamericano, inglés o francés, de ellos no puedo opinar, pero la cosa no es muy diversa.

Descubrí que los mejores para aprender lenguas extranjeras son los africanos. Que todos los estudiantes que hablan inglés o alemán dificilmente expresan con propiedad las lenguas latinas (español, francés, italiano...), y, siempre quieren que los profesores los examinen en inglés.

Establecí amistad con mucha facilidad con estudiantes africanos, chinos, palestinos, húngaros, lituanos, latinoamericanos, rumanos, de la India e italianos.

Pagarse uno mismo los estudios en Europa, con el perdón de ustedes, es "perro". Pero, vale la pena.

Me lamento:

Haber perdido a mi padre y mi madre mientras estuve estudiando en Roma.

Que los políticos le mientan a los salvadoreños diciéndoles que en El Salvador estamos bien, eso no es verdad, están bien los mafiosos. Es verdad, como toda ciudad, también Roma es peligrosa, pero, sinceramente, nunca me levanté pensando que un marero me iba a apuntar una pistola a la cabeza o que alguien se iba a subir al bus a robarle a toda la gente. Nunca vi un cobrador que me sonara monedas, pidiéndome el pasaje con modales de condenado.

Que, mientras en Europa, si destacas en una disciplina tienes trabajo seguro, en El Salvador, es absurdo, todos te ven como "cuerpo extraño", como una especie de amenaza que camina. Saber mucho en El Salvador puede costar la vida. Si no, que nos lo cuente Ellacuría.

Sufro mucho en mi patria con la impuntualidad y la falta de sistematicidad. El nacionalismo romántico lo considero inútil y nocivo. Es verdad, a veces soy fastidioso en ese sentido. Me desespera que la gente no haga lo que tiene que hacer de modo inmediato, pues eso es el principio de todo sometimiento y subdesarrollo.

Regreso y estoy contento por ello. No suelo sufrir de eso que la gente llama "depresión". Creo que cuando uno se propone algo, exceptuando la muerte y la enfermedad grave, debe concluirlo. Me declaro absolutamente contrario al conformismo, me dá náusea la gente que se compara con el que está en peores condiciones, hay que exigirse siempre cada vez más y más, sin exceder los límites que impone la salud. De otro modo no se entendería lo que dice Jesús en el evangelio de Mateo 5:48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Bueno, casi nunca hago este tipo de discurso personal, pero tenía ganas de hacerlo y cuando tengo ganas de hacer algo, y están dadas las condiciones, lo hago.

Ah, no es casual que llegue a finales de febrero, con todo y mi bibliotequita. Que nadie sienta miedo, les invito a que nos movamos con determinación hacia la transformación de nuestra sociedad tomando decisiones concretas y programadas, y eso sí, nunca de la parte de los traidores y mafiosos que oprimen a nuestro pueblo.

Saludos a todos y todas. Juan Chopin les aprecia muchísimo y les invita a superar la mediocridad, a ser exigentes, sistemáticos, generosos... etc, etc, etc...

martes, 3 de febrero de 2009

La fine del corso


GRAZIE CARISSIMI E CARISSIME STUDENTI

PER LA VOSTRA PARTECIPAZIONE AI CORSI

VI AUGURO TANTO BENE NEI VOSTRI LAVORI DI RICERCA

SIETE STATI MOLTO BRAVI


JUAN CHOPIN

TEMAS MISIONEROS. SERIE: TEMAS SUPLEMENTARIOS

Queridos amigos y amigas, no había podido actualizar el blog por razones de trabajo. En la Universidad Urbaniana estamos examinando estudiantes (¡pobres¡).
De la encuesta que pasamos en este blog, por un total de 39 votantes interesados, les presentamos los resultados en orden de prioridad:

Misión y martirio [23 votos (58%)]
Misión y pobreza [17 votos (43%)]
Misión y pastoral [17 votos (43%)]
Teología latinoamericana de la misión [16 votos (41%)]
Misionología y pastoral juvenil [16 votos (41%)]
Responsabilidad misionera de los pastores [15 votos (38%)]
Animación misionera [15 votoso (38%)]
Evolución de los conceptos de misión y evangelización [14 votos (35%)]
Espiritualidad misionera [14 votos (35%)]
Principios teológicos de la misión [13 votos (33%)]
Fundamento bíblico de la misión [13 votos (33%)]
Familia misionera [12 votos (30%)]
Misión continental [11 votos (28%)]
Misionología contemporánea y teología contextual [10 votos (25%)]
La misión en los documentos del CELAM [10 votos (25%)]
Teología de la ciudad [10 votos (25%)]
Virgen María y misión [10 votos (25%)]
Ecumenismo, pluramismo religioso y misión [9 votos (23%)]
Vida consagrada y misión [9 votos (23%)]
Política, ecología, economía y misión [8 votos (20%)]
Historia de la misión [7 votos (17%)]
Teología protestante de la misión [6 votos (15%)]
Documentos sobre la misión [6 votos (15%)]

Visto el interés por el primer tema —misión y martirio— estoy organizando materiales al respecto y es muy probable que haga una pequeña publicación, en forma de libro, en los días de mi regreso a El Salvador, les avisaré, por si se animan a asistir a la presentación del texto. Saludos.

Prof. Juan Chopin

POLITICA, ECONOMIA, ECOLOGIA...: LEZIONE N.11

(Martedí, 20.01.09)/Aula XXVII 3ª Ora: 10,20 – 11,05/4ª Ora: 11,10 – 11,55
MLC1006 Politica, economia, ecologia: forme di sviluppo e ruolo della Chiesa.

4. Per una salvezza integrale e armonica

Bibliografia: M.-D. Chenu, «I segni dei tempi», in H. De Riedmatten – K. Rahner – M.-D. Chenu – E. Schillebeeckx – V. Heylen – A. Dondeyne – L. J. Lebret – J. Y. Calvez – D. Dubarle – J. Lawrence – J. K. S. Reid, La chiesa nel mondo contemporaneo. Commento alla costituzione pastorale ‘Gaudium et Spes’, Queriniana, Brescia 1966, 85-102; Pontificio Consiglio della Giustizia e della Pace, Compendio della dottrina sociale della chiesa, Editrice Vaticana, Città del Vaticano 2005.

4.1 Chiesa e segni dei tempi

Cosa sono i segni dei tempi (Signa temporum)? L’espressione è usata nei testi del concilio, all’inizio dell’introduzione della costituzione sulla chiesa nel mondo contemporaneo (n. 4, cf. anche UR, n. 4):

Per svolgere questo compito [servire l’uomo], è dovere permanente della Chiesa di scrutare i segni dei tempi e di interpretarli alla luce del Vangelo, così che, in modo adatto a ciascuna generazione, possa rispondere ai perenni interrogativi degli uomini sul senso della vita presente e futura e sulle loro relazioni reciproche. Bisogna infatti conoscere e comprendere il mondo in cui viviamo, le sue attese, le sue aspirazioni e il suo carattere spesso drammatico.

Sono fenomeni umani che, attraverso la loro disponibilità al Vangelo, sono appunto l’ambito in cui si realizza tale rapporto: “segni” iscritti in qualche modo nel movimento della storia. Nelle intuizioni di Giovanni XXIII (“il dottore dei ‘segni dei tempi’), sono valori terrestri, la cui percezione da parte della Chiesa, popolo di Dio, ne condiziona l’aggiornamento. Anche Pio XII ne aveva intuito il senso: «La chiesa, nel suo progresso segue, senza sosta e senza urti, il cammino provvidenziale dei tempi e delle circostanze. Tale è il senso profondo della sua legge vitale di continuo adattamento»[1]. Però i segni dei tempi vanno oltre un semplice adattamento, essi sono in rapporto con la storia della salvezza, che a partire dai segni dei tempi essa diventa salvezza nella storia. A partire di questa loro vincolo con la storia della salvezza, se la chiesa non li prende in considerazione andrebbe contro la sua funzione profetica, essenziale della sua costituzione.

La teologia dei segni dei tempi hanno avuto un ruolo importante per capire la valenza dei fenomeni della storia per la riflessione teologica e per l’evangelizzazione. In essi il tempo va considerato nel suo valore essenziale, che può modificare la vita dello spirito. Nei segni dei tempi c’è un rimando ad un’antropologia integrale, dov’è centrale la storicità dell’uomo: l’uomo è un essere nel mondo; storia e spirito sono in lui consostanziali. Come direbbe Y. Congar con i segni dei tempi si indica che c’è qualcosa da imparare dal tempo stesso.

Anche se rapportati con un senso religioso, i segni dei tempi non perdono il loro contatto con la storia. Si possono classificare in tre categorie:
Alcuni sono naturali, essendo legati alla natura delle cose nelle loro caratteristiche immediate e spontanee: una piantina nel deserto è il segno della presenza delle condizione perché ci sia la vita.
Altri sono convenzionali, frutto dell’iniziativa dell’uomo, che ricorre ad un gesto, ad una parola, ad una cifra, per comunicare con i suoi simili; il linguaggio è l’esempio più chiarificante.
Ci sono infine i segni storici, si tratta di un ‘evento’, che ha come protagonista l’uomo e che, al di là del suo contenuto immediato, può esprimere un’altra realtà. La Conferenza di Medellín da parte del CELAM in Colombia è un fatto ristretto ad un continente, ma ha dato origine a tutta una corrente teologica, che poi ha avuto un influsso molto ampio. Non si tratta, dunque, di precisare in forma erudita il dettaglio di un fatto passato; ma di discernere nel fatto stesso la forza segreta che ne è stata l’animus, fino a tradurlo ormai in un simbolo permanente per il futuro.

Ciò che interessa non è più il contenuto materiale dell’evento, per importante che sia, ma la presa di coscienza che ha provocato, liberando le energie e le speranze di un intero gruppo umano, al di là della riflessione di questo o di quell’individuo. La storia si compone non tanto di una serie di fatti incatenati l’uno all’altro; ma di queste prese di coscienza collettive.

Questi eventi sono percepiti da uomini che ne leggono il destino attraverso un globale presentimento delle scadenze successive. Sono veri profeti, che non si basano tanto su analisi calcolate, quanto sull’affettuosa comunione con le aspirazioni del loro popolo.

Sono ‘segni dei tempi’ quei fenomeni generali, che coinvolgono tutta una sfera di attività ed esprimono i bisogni e le aspirazioni dell’umanità attuale. Ma tali fenomeni generali sono ‘segni’ soltanto nell’ambito di una presa di coscienza, nel movimento della storia. Promozione della classe operaia, impegno sociale della donna, organizzazione della coscienza internazionale, liberazione dei popoli dalla tutela coloniale, ecc.

Perché i segni dei tempi restino effettivamente dei segni, è necessario che il carattere significativo degli eventi e dei fenomeni non appaia come una sovrapposizione, ma sia incarnato nella stessa realtà terrestre e storica. Il senso storico è immanente all’evento, altrimenti la storia è insignificante.

I cristiani facendo astrazione dei segni corrono il pericolo di spiritualizzarli. Se Dio guida una storia profana orientata, di cui l’evento è il momento che la fede può leggere profeticamente, l’evento deve essere valorizzato come una manifestazione del disegno divino (J. P. Jossua).

È importante capire che la chiesa non crea un mondo di valori propri, offrendo agli uomini, in vista della loro salvezza, il rifugio dell’extraterritorialità... Essa non è una fotocopia, di stampo divino, della società civile.

4.2 Dottrina sociale della chiesa

Problematizzare DSCH e TdL

Natura della dottrina sociale
La dottrina sociale non è nata come sistema organico, ma si è formata nel corso del tempo, attraverso i numerosi interventi del Magistero suoi temi sociali.

Uno dei punti più difficili da capire è il suo statuto epistemologico. Alcuni parlano della DSCh come di una categoria a sé, Giovanni Paolo II la definisce come: «l’accurata formulazione dei risultati di un’attenta riflessione sulla complesse realtà dell’esistenza dell’uomo, nella società e nel contesto internazionale, alla luce della fede e della tradizione ecclesiale. Suo scopo principale è di interpretare tali realtà, esaminandone la conformità o difformità con le linee dell’insegnamento del Vangelo sull’uomo e sulla sua vocazione terrena e insieme trascendere; per orientare, quindi, il comportamento cristiano»[2].

Quindi non è un’ideologia, ma una teologia, normalmente compresa nella teologia morale. La DSCh, pertanto, è di natura teologica, e specificamente teologico-morale. La DS riflette, di fatto, i tre livelli dell’insegnamento teologico-morale: quello fondativo delle motivazioni; quello direttivo delle norme del vivere sociale; quello deliberativo delle coscienze, chiamate a mediare le norme oggettive e generali nelle concrete e particolari situazioni sociali. Questi tre livelli definiscono implicitamente anche il metodo proprio e la specifica struttura epistemologica della DSCh.

Comunque anche con queste precisazioni non risulta chiaro in quale modo una “dottrina” non sia ideologia e invece sia una teologia; penso che quest’aspetto metodologico merita di essere approfondito.

Evangelizzazione e Dottrina Sociale
Nel n. 1 della GS si dice che la chiesa, partecipa alle gioie e alle speranze, alle angosce e alle tristezze degli uomini, è solidale con ogni uomo e con ogni donna, d’ogni luogo e d’ogni tempo, e porta loro la lieta notizia del Regno di Dio, che con Gesù Cristo è venuto e viene in mezzo a loro.

La chiesa è chiamata dunque ad essere in rapporto con ogni uomo; essa tenta di comprenderlo nella sua vocazione e nelle sue aspirazioni, nei suoi limiti e nei suoi disagi, nei suoi diritti e nei suoi compiti, e di avere per lui una parola di vita da far risuonare nelle vicende storiche e sociali dell’esistenza umana.

Con il suo insegnamento sociale, la chiesa intende annunciare ed attualizzare il vangelo nella complessa rete delle relazioni sociali. Non si tratta semplicemente di raggiungere l’uomo nella società, l’uomo quale destinatario dell’annuncio evangelico, ma di fecondare e fermentare la società stessa con il vangelo.

Con la sua DS la chiesa si fa carico del compito di annuncio che il Signore le ha affidato. Essa attualizza nelle vicende storiche il messaggio di liberazione e di redenzione di Cristo, il vangelo del regno. La chiesa, annunziando il vangelo, «attesta all’uomo, in nome di Cristo, la sua dignità e la sua vocazione alla comunione delle persone; gli insegna le esigenze della giustizia e della pace, conformi alla sapienza divina»[3].

La chiesa, con la sua DS, non solo non si discosta dalla propria missione, ma è strettamente fedele ad essa.

Dottrina sociale, evangelizzazione e promozione umana.
La DS è parte integrante del ministero di evangelizzazione della chiesa. Tutto ciò che riguarda la comunità degli uomini —situazioni e problemi relativi alla giustizia, alla liberazione, allo sviluppo, alle relazioni tra popoli, alla pace— non è straneo all’evangelizzazione e questa non sarebbe completa se non tenesse conto del reciproco appello che si fanno continuamente il vangelo e la vita concreta, personale e sociale dell’uomo. Tra evangelizzazione e promozione umana ci sono legami profondi: «Legami di ordine antropologico, perché l'uomo da evangelizzare non è un essere astratto, ma è condizionato dalle questioni sociali ed economiche. Legami di ordine teologico, poiché non si può dissociare il piano della creazione da quello della Redenzione che arriva fino alle situazioni molto concrete dell'ingiustizia da combattere e della giustizia da restaurare. Legami dell'ordine eminentemente evangelico, quale è quello della carità: come infatti proclamare il comandamento nuovo senza promuovere nella giustizia e nella pace la vera, l'autentica crescita dell'uomo?» (EN, 31).

La DS «ha di per sé il valore di uno strumento di evangelizzazione»[4] e si sviluppa nell’incontro sempre rinnovato tra il messaggio evangelico e la storia umana. Così compresa, tale dottrina è via peculiare per l’esercizio del ministero della Parola e della funzione profetica della chiesa: «per la chiesa insegnare e diffondere la dottrina sociale appartiene alla missione evangelizzatrice e fa parte essenziale del messaggio cristiano, perché tale dottrina ne propone le dirette conseguenze nella vita della società ed inquadra il lavoro quotidiano e le lotte per la giustizia nella testimonianza a Cristo Salvatore»[5]. Non siamo in presenza di un interesse o di un’azione marginale, che si aggiunge alla missione della chiesa, ma al cuore stesso della sua ministerialità.

Prima destinataria della DS è la comunità ecclesiale in tutti i suoi membri, perché tutti hanno responsabilità sociali da assumere.

La DS implica altresì responsabilità relative alla costruzione, all’organizzazione e al funzionamento della società: obblighi politici, economici, amministrativi, vale a dire di natura secolare, che appartengono ai fedeli laici, non ai sacerdoti o ai religiosi.

4.3 La salvezza nell’armonia del dialogo ecumenico e nel pluralismo culturale e religioso (non sviluppato)


5. CONCLUSIONE

Dalla considerazione tra la Gaudium et Spes e Upsala ne risulta che i fenomeni della storia umana possono essere una via per la comunione tra i cristiani. Questi due documenti parlano di una chiesa attenta ai segni dei tempi.

Il punto di denuncia è stato la mentalità tecnico-industriale che ha fatto del progresso materiale un mito mai realizzato pienamente. Tutto il contrario, anzi è messo in pericolo l’intero ecosistema planetario.

Come risposta a questa violenza planetaria i cristiani propongono il Vangelo della Vita realizzato in Gesù di Nazareth.

Due sono le vie di risposta seguite nel corso: la teologia politica e la TdL por una parte e la DSCh dall’altra.
Un’autentica teologia delle realtà terrene dovrebbe mettere in risalto sia una teologia attenta ai segni dei tempi, sia una solida base dottrinale, considerando la DSCh non tanto una teologia-morale come lei stessa propone ma come corpo dottrinale in favore di una teologia dell’emarginato e del povero.
[1] Pio XII, Discorso ai nuovi cardinali, 20 febbraio 1946.
[2] Giovanni Paolo II, Sollicitudo rei socialis, 41: AAS 80 (1988) 571.
[3] Catechismo della Chiesa Cattolica.
[4] Giovanni Paolo II, Lett. Enc. Centesimus annus, 54: AAS 83 (1991) 860.
[5] Centesimus annus, 5: AAS 83 (1991) 799.

TEOLOGIA DELLA CITTÀ: LEZIONE N. 12

Aula XXVII (20.01.09) 3ª Ora: 10,20-11,05/4ª Ora: 11:10-11:55
MLE 2005 Teologia della città: sfide per la pastorale e per la missione


5. La chiesa e la Città

5.1 Rapporto tra chiesa e città (GS 21)
Nel n. 21 della GS, riguardante l’ateismo viene detto: «la speranza escatologica non diminuisce l’importanza degli impegni terreni, ma anzi dà nuovi motivi a sostegno dell’attuazione di essi».

La chiesa non solo insegna al mondo, ma riceve luce, a sua volta, dal mondo secolare. Non bisogna porre sullo stesso piano di un’opera diabolica il mondo secolare; questo è anzitutto uscito dalle mani di Dio. La storia umana in quanto opera di Dio, è anche una parola, perché Egli ripetutamente parla attraverso eventi che rende intelligibili all’uomo.

Una pastorale samaritana e misericordiosa:

Davanti all’anonimato delle megalopoli ci vuole una pastorale intersoggettiva.
Una pastorale che rispetta le differenze. Fenomeni come la totalizzazione, mondializzazione e globalizzazione, tendono a cancellare le legittime differenze culturali, di forme di pensare, ecc.

La città-comunità, samaritana, misericordiosa, senza indifferenza, si costruisce sulla base del principio personale, dell’uguaglianza fondamentale e della diversità reale.

5.2 Le forme di presenza della chiesa nella città
Come detto nella lezione scorsa è necessario rinnovare le forme di presenza della chiesa in città.

La parrocchia rimane un punto di riferimento geografico in città, ma aperto alla comunità in tutto la sua complessità. La parrocchia può offrire il suo spazio fisico non soltanto per delle attività che servono alla vita laica. Ma deve entrare nella dialettica tra luogo e non-luogo, locale e globale.

Le comunità di base. Intese in senso originario e non come appaiono oggi come “comunità ecclesiali”, senza il richiamo all’azione trasformatrice.

Il centro missionario urbano. Una presenza non fisica ma costante nei settori della comunità. È preferibile che la persona incaricata sia una persona del posto e ben formata:
Scuola permanente di evangelizzatori urbani: dare spazio a bambini, adolescenti e giovani, naturalmente anche adulti.
Biblioteca parrocchiale su pastorale urbana: non solo libri ma riproduzione costante di materiali. Indispensabile lavoro con i bambini.
Elaborazione di materiali: piccoli manuali per piccole comunità e distribuzione e studio della bibbia.
Centri di istruzione per imparare mestieri diversi...
Organizzare eventi culturali e sportivi.

5.3 La pastorale urbana come sfida prioritaria per la missione
Le transizioni indispensabili in città:
Dal dare enfasi ai servizi religiosi ad una pastorale integrale.
Dalla chiesa che privilegia il clericale verso una chiesa intesa come popolo di Dio.
Dalla parrocchia territoriale alla presenza evangelizzatrice in settori e ambienti.
Da una formazione dottrinale a un vero allenamento in atteggiamenti evangelici.
Passare dei mezzi analogici di comunicazione ai mezzi cibernetici.

5.4 Evangelizzare nella metropoli: opportunità e compiti
Una accurato studio socio-antropologico del quartiere.
Dividere la parrocchia in settori.
Un equipe di persone, membri del consiglio pastorale parrocchiale che siano dedite all’organizzazione dell’evangelizzazione nelle zone marginali delle città.
Serio programma di formazione ma flessibile, con diverse possibilità di partecipazione: internet, mezzi cartacei, visite alla propria casa.
Avere un programma di lavoro costruito con la partecipazione di tutto il settore o comunità. Stabilire delle priorità del programma.
Propiziare momenti non solo per studiare in senso tecnico la città, ma anche per sapere contemplare i segni dei tempi, in modo interdisciplinare e permanente: architetti, artisti, ecc..
Creare delle cellule urbane, punti di riferimento per la diffusione del vangelo, ma come parte organica dei molteplici soggetti urbani.
Utilizzare dei mezzi liturgici e pastorali adatti ad ogni ambiente culturale urbano.
Partecipare istituzionalmente in spazi, reti sociali e civili, interagire con le istituzioni che compongono il tessuto urbano.

5.5 Per dare un’anima e una speranza alla città

Frattura instauratrice
La chiesa rischia, nelle megalopoli, di diventare una minoranza chiusa in sé stessa, che parla un linguaggio chiaro soltanto per sé e quindi enigmatico e incomprensibile per coloro che restano “fuori” dalla chiesa.

Da qualsiasi parte lo si consideri, il cristianesimo implica una relazione all’avvenimento che lo ha instaurato: Gesù Cristo. Esso presenta una serie di figure sociali intellettuali e storiche tutte poste sotto il doppio segno di una fedeltà e di una differenza in rapporto a tale avvenimento fondatore.

È interessante che nel cristianesimo sia l’assenza dell’oggetto quello che instaura il suo significato, cioè la morte di Gesù significa creare spazio all’azione dello Spirito e alla comunità dei testimoni. In questo senso morire significa permettere la diffusione del vangelo.

La morte della territorialità del cristianesimo dovrebbe portare a “permettere” che ci siano altre forme di presenza della chiesa in città. Determinazione o fedeltà al passato non impediscono che ci sia un salto qualitativo pur nelle strutture classiche della chiesa. Lo stesso Gesù rivoluzionò il mondo senza mai smettere di essere giudeo.

In conclusione, il cristianesimo è sempre fedele alla sua tradizione, ma allo stesso modo c’è un permanente rimando a qualcosa che non è possibile afferrare nel presente, un terzo assente. Questo fa pensare che la chiesa deve superare sempre sé stessa finché non verrà il suo “elemento mancante”. In tanto le sue strutture sono funzionali alla venuta di Gesù e non Gesù alle strutture storico-ecclesiali.

Gesù è l’Altro. È lo scomparso vivente (“verificato”) nella sua chiesa. Non può essere l’oggetto posseduto. La sua presenza ha permesso ciò che lo segue, ma la sua sparizione è la condizione di una oggettivazione plurale (la chiesa) che gli lascia la posizione di soggetto nella misura stessa in cui resta l’autore, e contemporaneamente il “mancante” e il “permesso”.

Quindi fedeltà ad una struttura della chiesa, quale la parrocchia non significa incapacità di superamento della stessa, perché il cristianesimo stesso è fedeltà ad una tradizione ma anche superamento e rimando ad un terzo mancante, il Gesù che deve venire.

6. Concluisione

Il n. 37b della Redemptoris Missio va studiato sul serio. La missione nel XXI secolo si realizza in città.

La complessità del fenomeno urbano obbliga al teologo ad adoperare una metodologia interdisciplinare e induttiva.

Nell’affrontare il tema della città possono rendersi molto utili la teologia politica e le teologie del terzo mondo, in quanto esse riflettono sulla problematica storica e politiche delle città contemporanee.

La chiesa in città non può chiudersi in sé stessa deve superare la visione territoriale per entrare in una visione dinamica della chiesa, con una forte presenza nei quartieri più degradati delle megalopoli, dove si costruisce la nuova società.
Risulta di gran utilità la dottrina sociale della chiesa e i documenti ecumenici che parlano delle problematiche cittadine.

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