viernes, 19 de agosto de 2022

EL PODER ECLESIÁSTICO CATÓLICO Y EL RÉGIMEN NICARAGÜENSE

Foto: Monseñor Rolando Álvarez.

Por: Juan Vicente Chopin.

Ha trascendido a la opinión pública el conflicto entre la Iglesia Católica Nicaragüense y el régimen de Daniel Ortega. Al respecto se puede afirmar lo siguiente:
1. El rostro más visible del conflicto, por parte de la Iglesia Católica nicaragüense, es Monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí.
2. En el comunicado de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, firmado el 7 de agosto de 2022, los obispos expresan su “fraternidad, amistad y comunión episcopal” con el obispo de Matagalpa, ante la situación que está viviendo. No expresan nada respecto al régimen de Daniel Ortega. Firman siete obispos. Falta la firma del obispo de Matagalpa, por razones evidentes; y la firma del obispo de Estelí, pues Monseñor Álvarez es su administrador.
3. En una de sus homilías, Monseñor Álvarez se pregunta: “¿Qué Iglesia es la que no quiere Jesucristo? ―y responde― Es la Iglesia que quiera sentarse a la izquierda y a la derecha del poder. La Iglesia que busque ‘codearse’ con los poderosos. La Iglesia que negocie o que pacte con el poder para tener cuotas en él, etc….” (cfr.: https://www.youtube.com/watch?v=ZFNbc4lEMhA). Según su planteamiento, hay dos expresiones de la Iglesia Católica en Nicaragua: una a favor del régimen (genuflexa) y otra que no se acomoda a ese poder. Él aparece situado en la segunda. Tal cosa queda evidenciada, considerando que las noticias no reportan que el régimen esté atacando a todas las diócesis, sino algunas de ellas.
4. También han trascendido noticias de expulsiones de miembros de la Iglesia Católica de Nicaragua, principalmente extranjeros. Uno de los más notables es Mons. Waldemar Stanislaw Sommertag, nuncio apostólico del Papa en Nicaragua. Mons. Stanislaw salió de Nicaragua el 6 de marzo de 2022. Al respecto, el nueve de marzo, la Conferencia Episcopal de Nicaragua se expresa, pero toma distancia, afirmando: “este asunto es de exclusiva competencia bilateral de la Santa Sede y del Gobierno de Nicaragua por lo tanto, esta Conferencia Episcopal por deferencia y respeto a los procedimientos de la Santa Sede, se abstiene de pronunciarse sobre este tema”.
5. Las relaciones entre la Santa Sede y el sandinismo son de larga data y además escabrosas. El 4 de marzo de 1983 el Papa Juan Pablo II reprendió públicamente al sacerdote y poeta Ernesto Cardenal por ser miembro del gobierno sandinista, como ministro de cultura. Entonces se hablaba de una “iglesia popular”, que apoyaba al régimen. Pero el mismo E. Cardenal, poco antes de morir, tomó distancia del gobierno de Ortega: “queremos simplemente que la pareja presidencial se vaya, no hay nada que dialogar (…). Ellos deberían saber lo que está pasando sin que yo se los diga. No tengo libertad para decirlo, no hay libertad de ninguna clase. Cualquiera puede sufrir la represión. Ni yo estaría libre tampoco”. Cardenal murió el 1 de marzo del 2020, rehabilitado en el ejercicio de su ministerio sacerdotal por el Papa Francisco, después de 35 años de suspensión.
6. Muchas personas se preguntan ¿por qué el Papa Francisco no se ha pronunciado en el caso de Monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa? Esto hay que explicarlo. El Papa no es solamente el líder espiritual mundial de los católicos. Es también el jefe de un estado, el Estado Vaticano. Como líder espiritual no tiene ninguna restricción, más allá de la que le impone la prudencia evangélica. Pero como jefe de Estado, no puede hacerlo sin medir las consecuencias. Es probable (está sujeto a prueba) que Ortega esté provocando al Estado Vaticano para que se pronuncie oficialmente y poder así romper relaciones no solo con la diócesis de Matagalpa, sino con toda la Iglesia Católica Nicaragüense. Se tendrían que revisar los acuerdos firmados entre el Estado Vaticano y Nicaragua, para ver las posibilidades de acción que tiene el Papa. En todo caso, la situación está llegando a un punto en el que el Papa podría pronunciarse públicamente o utilizar un mecanismo diplomático para “arreglar” la situación. Normalmente las instancias que se siguen son tres: la instancia diocesana, la conferencia episcopal y la Santa Sede, en su orden.
7. La tradición acerca de la persecución contra los cristianos sigue la máxima de San Agustín: “no es el hecho de morir lo que constituye a un mártir, sino la razón por la cual muere”. En otras palabras, la persecución es cristiana, si se vive por motivos evangélicos. También la resistencia de Monseñor Rolando Álvarez debe regirse por ese principio.
8. Finalmente, muchos obispos, representantes de Estado y personas en general, se han manifestado a favor del obispo de Matagalpa. La Conferencia Episcopal de El Salvador lo hizo el 5 de junio del año en curso. En su comunicado dicen: “nos preocupa sobre todo la seguridad de los pastores, Mons. Rolando José Álvarez…”. Y menciona a otros pastores. Lamentan también la situación que está viviendo Nicaragua.
9. La región centroamericana mira con mucha atención este tipo de situación, puesto que el ejercicio absoluto del poder por un individuo tiene una lógica interna: primero es autoritario, luego es dictatorial y, finalmente, es tiránico. Por definición un dictador es “una persona que se arroga o recibe todos los poderes políticos y, apoyado en la fuerza, los ejerce sin limitación jurídica” (RAE).
Dios ilumine y asista a Monseñor Rolando Álvarez y a toda la comunidad cristiana nicaragüense. Provea también Dios la mejor salida para toda la sociedad nicaragüense.

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