Por: Pbro. Juan Vicente Chopin
1. INTRODUCCIÓN
En el martirio de Monseñor Romero se cumplieron
las palabras del Evangelio de San Juan, según las cuales viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio
a Dios (Juan 16, 2), por cuanto los asesinos de Monseñor Romero creían
hacer un bien a la Iglesia ―una Iglesia que solo existía en su ciega ideología―
asesinándolo, dado que lo consideraban contaminado de comunismo nacional e
internacional. Las cosas han cambiado y ahora Monseñor Romero es santo, por
voluntad del pueblo y reconocido por la Iglesia. Este es el primer aniversario
de su martirio después de su canonización.
La canonización de Monseñor Romero forma parte de
su glorificación. En este sentido, también se han cumplido las palabras del
libro de la Sabiduría: Las almas de los justos están en las manos de
Dios y ningún tormento podrá alcanzarlos. A los ojos de los insensatos están
bien muertos y su partida parece una derrota. Dios los puso a prueba y los
encontró dignos de él. Cuando venga Dios a visitarnos, serán luz, semejantes a
la centella que corre por entre la maleza. Pero los impíos que menospreciaron
al justo y renegaron del Señor serán castigados por sus malas intenciones (3, 1-10).
La reflexión de este 39 aniversario del martirio de San
Oscar Romero lo enfocaremos a partir del discurso que el Papa Francisco dio a
los obispos centroamericanos, en el marco de la celebración de la Jornada
Mundial de la Juventud (Panamá 2019). El discurso tiene como idea transversal
la kenosis, se inspira en el ejemplo
de Monseñor Romero y se estructura en tres partes: a. Sentir con la Iglesia; b.
Un amor con sabor a pueblo; c. La kenosis
de Cristo.
La preocupación del Papa Francisco es eminentemente
pastoral y su ideal de pastor está inspirado en el ejemplo de Monseñor Romero,
quien afirmaba: No
me consideren juez ni enemigo. Soy simplemente el pastor, el hermano, el amigo
de este pueblo, que sabe de sus sufrimientos, de sus hambres, de sus angustias;
y, en nombre de esas voces, yo levanto mi voz para decir: no idolatren sus
riquezas, no las salven de manera que dejen morir de hambre
a los demás; compartir para ser
felices (H: 6 enero 1980).
2. LA
IGLESIA PROFÉTICA DE LOS MÁRTIRES. DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO A LOS OBISPOS
CENTROAMERICANOS, DURANTE LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD 2019.
2.1. Resumen de los
contenidos
Sentir con la Iglesia (sentire cum ecclesia) resalta la matriz
jesuítica de su formación. En este contexto la frase más contundente utilizada
por el Papa es la que dice que [nosotros, los obispos] «no
hemos inventado la Iglesia, ella no nace con nosotros y seguirá sin nosotros».
Entre líneas el Papa da a entender a los obispos que ellos no nos los dueños de
la Iglesia. Sentir con la Iglesia
define la forma de relación que se da entre Monseñor Romero y la Iglesia. La
ama tanto, que está dispuesto a entregar su vida por ser fiel a ella. Su amor a
la Iglesia es la forma visible de su amor a Dios.
Un amor con sabor a pueblo. Según el Papa Francisco, «sentir
con la Iglesia es para Romero contemplarla como Pueblo de Dios» y de lo que se
trata ―nos dice― es de «aprender y escuchar los latidos de su pueblo… hasta
respirar y descubrir a través de él la voluntad de Dios… sin dicotomías o
falsos antagonismos». Por ello afirma el Papa, retomando el pensamiento de
Monseñor Romero: «una Iglesia altanera, una Iglesia llena de orgullo, una
Iglesia autosuficiente, no es la Iglesia de la kénosis» (cf. S. Óscar Romero,
Homilía, 1 octubre 1978).
Llevar en las entrañas la
kénosis de Cristo. En el apartado anterior el Papa, siguiendo
el magisterio de Monseñor Romero, habla de una «Iglesia de la kénosis». En
seguida explica las características que debe tener esa «Iglesia kenótica» y
habla de tres características: joven, sacerdotal y pobre.
Cuando
afirma que la kénosis de Cristo es joven,
la principal afirmación en este punto es que «los jóvenes son uno de los
“lugares teológicos”». Así, los jóvenes no deben ser solamente un sector social
al que atender, sino un medio preferido por Dios para revelarse y agrega: los
jóvenes «son como termómetro para saber dónde estamos como comunidad y
sociedad»; es decir, ellos ponen de manifiesto el estado de salud de nuestras
sociedades. Consciente el Papa del momento cultural en que nos encontramos,
considera que los jóvenes «en ciertos aspectos, van por delante de los
pastores» y son «como un tábano sobre el lomo de un noble caballo», para que no
se duerman los pastores. Invita el Papa «a promover programas y centros
educativos que sepan acompañar, sostener y potenciar a sus jóvenes». A su
juicio, la sociedad ha abandonado a los jóvenes, «así nuestros jóvenes sin
hogar, sin familia, sin comunidad, sin pertenencia, quedan a la intemperie del
primer estafador». En el contexto de las migraciones masivas, una de las
apuestas principales del Papa es el fortalecimiento de las raíces culturales de
nuestros pueblos, resaltando la «autoestima cultural» y advirtiendo que
nuestros pueblos «no son el “patio trasero” de la sociedad ni de nadie» y que
«tienen una historia rica que ha de ser asumida, valorada y alentada». Por
tanto, dice, hay que «Acoger, proteger, promover e integrar a los pueblos».
Muy importante lo que
dice el Papa acerca de que la kénosis de
Cristo es sacerdotal. Resalta la amistad entre Monseñor Romero y Rutilio
Grande, poniendo de manifiesto que «Romero no era un administrador de recursos
humanos, no gestionaba personas ni organizaciones, Romero sentía con amor de
padre, amigo y hermano» y que por ello la muerte de su amigo le impactó en su
modo de ejercer su ministerio pastoral. Desde este ejemplo, aboga por un estilo
de obispo cercano a sus sacerdotes, hasta llegar a cuestiones muy concretas:
«¿Cuánto me afecta la vida de mis curas? ¿Cuánto soy capaz de dejarme impactar
por lo que viven, por llorar sus dolores, así como festejar y alegrarme con sus
alegrías?». Se trata de una forma empática de ejercer el ministerio episcopal,
más allá del funcionalismo y clericalismo eclesial: «es cuestión de impacto y
capacidad de que nuestras agendas episcopales tengan espacio para recibir,
acompañar y sostener a nuestros curas». En última instancia, dice el Papa, es
una cuestión que tiene que ver con el ejercicio de la compasión, que se traduce
en tener «la capacidad de escuchar, la capacidad de seguir la salud y vida de
nuestros sacerdotes», donde se privilegia «la confianza más que el miedo, la
sinceridad más que la hipocresía, el intercambio franco y respetuoso más que el
monólogo disciplinador». Esta actitud de compasión llega hasta dar la cara por
los sacerdotes, cuando estos se encuentran en dificultades, posibilitando así
que los sacerdotes «perciban en el
obispo a un hombre capaz de sacarlos adelante y ser mano tendida cuando están
empantanados».
Finalmente, el Papa
sostiene que la kénosis de Cristo es
pobre. Para el Papa Francisco, «sentir con la Iglesia es sentir con el
pueblo fiel, el pueblo sufriente y esperanzador de Dios». Se trata de: «Una
Iglesia que no quiere que su fuerza esté —como decía Mons. Romero— en el apoyo
de los poderosos o de la política, sino que se desprende con nobleza para
caminar únicamente tomada de los brazos del crucificado, que es su verdadera
fortaleza».
2.2.
Valoración del discurso
La
elección de Monseñor Romero por parte del Papa Francisco como modelo para el
episcopado centroamericano es una concreción de su deseo de construir una
iglesia de los pobres y para los pobres.
El discurso del Papa Francisco a los obispos
centroamericanos, en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud (2019),
sienta las bases para la recreación de la Iglesia en América Central. Se presenta
una Iglesia profética y martirial, aspectos que no son un supuesto o un
proyecto, sino un hecho histórico eclesial que fundamenta el estado actual de
las comunidades cristianas. Al interno de este escenario eclesial recreativo o
genético, los pastores deben renunciar al modelo dominador y prepotente,
optando por el servicio y la compasión, en el modo como aparecen en la persona
de Monseñor Romero. Una nota indispensable en la nueva expresión de la Iglesia
centroamericana es saber escuchar el clamor del pueblo y, al interno de este
pueblo, poner atención a los jóvenes y a los pobres; pero no solo por razones
sociológicas, en cuanto estos conglomerados sociales constituyen la mayoría de
la población del sub-continente, sino por razones teológicas, puesto que en
ellos se revela Dios en modo privilegiado. Una nueva primavera misionera es
posible en América Central, en tanto en cuanto asumamos el reto planteado por
el Papa Francisco en su discurso, sumándonos a la Iglesia profética, pobre y
kenótica, inspirada en la sangre de los mártires.
3. PRONUNCIAMIENTOS
a.
Esclarecimiento del asesinato de Mons. Esta es la primera conmemoración del martirio de Mons. Romero después de su canonización, se
cumplen 39 años de su asesinato. Sin duda nos alegramos por tener el primer
santo salvadoreño canonizado, pero nos preocupa que el proceso judicial esté
estancado. El caso Romero está abierto en el Juzgado Cuarto de Instrucción, lo
tiene a cargo el juez Rigoberto Chicas. Es el caso 134/80. El pueblo y la familia
de Monseñor Romero tenemos derecho a conocer la verdad. Así como han pasado 39
años sin que se hayan procesado los autores intelectuales y materiales del
asesinato de Romero, así el próximo viernes se cumplirá un año del asesinato
del padre Walter Osmir Vázquez. Treinta y nueve años y un año, respectivamente,
pero la impunidad es la misma. ¡Justicia para el pueblo!
Al respecto, todos estamos al tanto de la comisión ad hoc que se ha creado en la Asamblea
Legislativa para cumplir la sentencia de la Sala de lo Constitucional. Dicha
comisión estuvo presidida por Rodolfo Parker (PDC) hasta hace poco. Él renunció
argumentando que había sido sometido a críticas distorsionadoras y
estigmatizadoras relativas al borrador de ley por él presentado, pero hay que
decir también que el nombre de este diputado aparece en el Informe de la
Comisión de la Verdad, involucrado en el caso del asesinato de los Jesuitas y
dos mujeres; en la conclusión número cinco del caso mencionado dice: «Existe
plena prueba de que el licenciado Rodolfo Antonio Parker Soto, miembro de la
Comisión de Honor, alteró declaraciones para ocultar las responsabilidades de
altos oficiales en el asesinato». También forman parte de la comisión Mauricio
Ernesto Vargas (ARENA), Antonio Almendáriz (PCN), Nidia Díaz (FMLN)
y Juan Carlos Mendoza (GANA).
En este tema la primera palabra la deben tener las
víctimas y los familiares de las víctimas. Pero ellos no han sido tomados en
cuenta en la elaboración de la ley.
El poder legislativo está usurpando el lugar del
lesionado o de la víctima, incurriendo en una confiscación o expropiación
de la víctima, la elimina del escenario y se proclaman los únicos ofendidos
con derecho a reprimir[1].
De este modo el poder político pasa a ser también poder punitivo y a decidir
los conflictos, sin contar para nada con la víctima, llegando incluso a afirmar
(los victimarios) que las víctimas son ellos[2]. A partir de esta confiscación, el proceso
penal (o juicio) deja de ser un procedimiento para resolver un conflicto entre
las partes, y se convierte en el acto de poder de un delegado del señor o
soberano. Desde que una de la partes –la víctima- salió (o es sacada) del
proceso, la sentencia no atiende a su interés, sino al interés del poder. Así,
el juez penal deja de ser el árbitro que
garantiza la objetividad y el equilibrio entre las partes, y pasa a ser un
funcionario que decide, conforme al interés del soberano[3].
Se cumple en estos días la tesis de Jonathan Simon de gobernar
mediante el crimen, es decir, administrando el miedo de la población. En este
sentido pedimos que ni los jueces, ni los diputados y diputadas se comporten
como enemigos del pueblo. Por el contrario, que tomen en cuenta el punto de
vista de las víctimas.
Al respecto, que importante sería que se cree un Consejo
Nacional de Atención a las Víctimas, para escuchar cuáles son sus demandas,
cuáles son sus puntos de vista y no reducir este delicado tema a un monólogo de
diputados del poder legislativo.
b.
La Ley de Agua. En este punto nos apoyamos en el magisterio del Papa Francisco, que
afirma en su Encíclica Laudato Si’,
n. 30: Mientras se deteriora
constantemente la calidad del agua disponible, en algunos lugares avanza la tendencia a
privatizar este recurso escaso, convertido en mercancía que se regula por las
leyes del mercado. En realidad, el acceso al agua potable y segura es un derecho humano
básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia
de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos
humanos. Este mundo tiene una grave
deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable, porque
eso es negarles
el derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable.
En sintonía con el Papa Francisco no estamos de acuerdo
con el hecho de que en el ente rector que administre el recurso hídrico esté
presente la empresa privada, porque como ha dicho en otra parte el Papa: El afán de poder y de tener no conoce
límites. En este sistema, que tiende a fagocitarlo todo en orden a acrecentar
beneficios, cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda
indefensa ante los intereses del mercado divinizado, convertidos en regla
absoluta (Evangelii Gaudium, 56).
No podemos permitir que la empresa privada forme parte
del ente rector, porque ellos tienden
por naturaleza a obtener la mayor cantidad de ganancias con la menor inversión
posible y tenderán siempre a verla como una mercancía. Para los capitalistas
voraces el agua es sinónimo de dinero, para los pobres, en cambio, es vida. Y nosotros
queremos estar con los pobres.
Es verdad que el servicio de agua en muchas partes de El
Salvador es deficiente y de mala calidad, pero esa no es razón para que se
privatice; en todo caso, siguiendo los cauces legales, debemos exigir que el
Estado se tome en serio su obligación de proveer del vital líquido a los
salvadoreños.
Tomemos nota, tanto de los diputados y diputadas que
quieren privatizar el agua, como de los que quieren introducir una nueva ley de
amnistía, porque ellos, haciendo eso se convierten en enemigos del pueblo.
c.
El nuevo gobierno que iniciará el 1 de junio. El pueblo salvadoreño, haciendo uso de las pocas
herramientas legales con que cuenta, el pasado 3 de febrero, por enésima vez ha
dado su voto de confianza a un candidato que ahora es el presidente electo. Todos
sabemos que el pueblo nunca da cheques en blanco a ningún presidente, que la
esperanza del pueblo ha sido mancillada reiteradas veces y que está a la
expectativa del ejercicio del nuevo gobierno que inicia el 1 de junio.
Ciertamente, hemos entrado a la cuarta revolución
industrial: la de las energías renovables y las redes digitales. Sin embargo,
hay muchas realidades en nuestro país que esperan ser atendidas de inmediato. Es
el tiempo de pasar del twitter a la realidad histórica. Para lograrlo debemos
cuidarnos de los efectos negativos de la modernidad líquida, superando el
estado del Homo Videns del que habla
Giovani Sartori, teledirigido y dominado por la imagen y más bien encaminémonos
hacia el hombre vivo aplicando nuestra solidaridad.
d.
Monseñor Romero, paradigma de la nueva sociedad. El Papa Francisco nos ha dicho que apelar a la figura de Romero es
apelar a la santidad y al carácter profético que vive en el ADN de vuestras
Iglesias particulares (discurso a los obispos de C.A.). Así,
inspirarnos en Romero es encontrar en él un punto de vista sólido en medio de
tanta liquidez. Escudriñar su legado y buscar las alianzas necesarias para
aplicarlo se vuelve un imperativo en estos días.
4. ASPECTOS
VARIOS
a.
Felicitamos
a la Asociación de Radiodifusión
Participativa de El Salvador (ARPAS) por sus 25 años de trabajo comunitario en favor
de las luchas del pueblo.
b.
También
en febrero hemos tenido una hermosa recurrencia, los 50 años de las Comunidades
Eclesiales de Base. Hago mención especial del padre Pedro Declercq, el padre
Rogelio Ponseele, Ludo van de Velde y
tantos hermanos y hermanas que han ofrecido su vida por la construcción del
Reino de Dios.
c.
La
vicaría Rutilio Grande me pide que haga pública su protesta contra la
construcción del proyecto urbanístico Valle
El Ángel (del grupo Dueñas) y convocan
a la protesta pacífica el próximo martes 26 de marzo, a las 9:00 am., frente al
proyecto urbanístico, ahí donde está la imagen de la Virgen, en las cercanías
del redondel integración. Además de protestar, es el caso de encontrar los
caminos legales para que no se construyan más colonias en la zonas del reservorio
de nuestro volcán de San Salvador (Quezaltepeque, Nejapa y Apopa). Y que no se instalen más las empresas
multinacionales y nacionales de refrescos y sodas en esa zona. A propósito, el
sueño de los salvadores no tiene nada que ver con el sueño de los dueños de la
industria azucarera de este país, que pretenden convertir todas nuestras zonas
cultivables en sembradíos de caña de azúcar, ya que eso es rentable para los
ricos, pero a la larga, es sinónimo de muerte para los pobres.
d.
Nos
unimos en la fe y en la solidaridad a nuestros hermanos de la Iglesia Episcopal
Anglicana, por la muerte de su obispo Martín
Barahona, un incansable defensor de los derechos humanos y compañero de lucha en
la instauración del reino de Dios entre nosotros.
5. EXHORTACIÓN
FINAL
Estimados hermanos,
potenciemos el legado de Monseñor Romero. Él sigue vivo en nuestras luchas.
Dediquémonos con denuedo por instaurar la justicia en nuestra sociedad. Unamos
esfuerzos y construyamos juntos una nueva primavera social y eclesial. ¡Viva
Monseñor Romero?¡
[1] Raúl Zaffaroni, La palabra de los muertos. Conferencias de
criminología cautelar, Ediar, Buenos Aires 211, 21.
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