Por: Juan Vicente Chopin
1.
Idolatría
y medicina amarga en la Biblia. La primera vez que la Biblia alude a la ingesta
de una «medicina amarga y venenosa» para superar la idolatría está relatada en
el libro del Éxodo (cap. 32). Los israelitas se desesperaron porque Moisés no
regresaba de la montaña, donde conversaba con Yahvé. Dice el texto que al
pueblo «le pareció un tiempo largo» (Éxodo 32,1). En una palabra, se
desesperaron. Las personas en estado de desesperación toman decisiones
apresuradas. Moisés, para sanar la
ambición del pueblo y su idolatría «tomó el becerro que habían hecho, lo quemó
y lo molió hasta reducirlo a polvo, que esparció en el agua, y se lo dio a
beber a los israelitas» (Éxodo 32,20). Como la idolatría de aquella gente no se
refrenaba, Yahvé mandó exterminarlos: «cayeron aquel día unos 3,000 hombres del
pueblo» (Éxodo 32,28). La ambición desenfrenada siempre termina mal.
2.
La “divinización del mercado”. El
mercado ha adquirido valor absoluto (EG, n. 56). El Papa explica esto del
siguiente modo: “Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente,
las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría
feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía
absoluta de los mercados y la especulación financiera” (EG, n. 56). En otro
numeral retorna a la misma idea: “sería una falsa paz aquella que sirva como
excusa para justificar una organización social que silencie o tranquilice a los
más pobres, de manera que aquellos que gozan de los mayores beneficios puedan
sostener su estilo de vida sin sobresaltos mientras los demás sobreviven como
pueden” (EG, n. 218). Por tanto, dice el Papa: “Las reivindicaciones sociales,
que tienen que ver con la distribución del ingreso, la inclusión social de los
pobres y los derechos humanos, no pueden ser sofocadas con el pretexto de
construir un consenso de escritorio o una efímera paz para una minoría feliz.
La dignidad de la persona humana y el bien común están por encima de la
tranquilidad de algunos que no quieren renunciar a sus privilegios. Cuando
estos valores se ven afectados, es necesaria una voz profética”.
3.
Fetichismo del dinero. La causa de
otorgar un valor absoluto al mercado se funda en un desajuste antropológico. El
dinero “vale más” que quien lo produce. Vale más que la persona humana. El
dios-dinero exige cotidianamente sacrificios humanos para mantenerse en su
pedestal. El Papa habla en modo contundente: “¡la negación de la primacía del
ser humano! Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro
(cf. Ex 32,1-35) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo
del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo
verdaderamente humano” (EG, n. 55). Algo muy parecido dijo Monseñor Romero:
“¿Qué otra cosa es la riqueza cuando no se piensa en Dios? Un ídolo de oro, un
becerro de oro, y lo están adorando, se postran ante él, le ofrecen
sacrificios. ¡Qué sacrificios enormes se hacen ante esta idolatría del dinero;
no sólo sacrificios, sino iniquidades! Se paga para matar, se paga el pecado y
se vende, todo se comercializa, todo es lícito ante el dinero” (Homilía
11-septiembre-1977).
4.
¿Agua
o veneno? Dice el Papa Francisco: «Las aguas subterráneas en muchos lugares
están amenazadas por la contaminación que producen algunas actividades
extractivas, agrícolas e industriales, sobre todo en países donde no hay una
reglamentación y controles suficientes» (Laudato Sí, n. 29). El acceso al agua
potable y sana lo presenta como un derecho humano: «el
acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal,
porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición
para el ejercicio de los demás derechos humanos» (Laudato Sí, n. 30). La
ley sobre la explotación minera atenta directamente contra el derecho humano al
agua.
5.
La
vida en la Constitución. La Constitución vigente, si bien no respetada, afirma
que, entre otras cosas esenciales, «es obligación del Estado asegurar a los
habitantes de la República la salud» (Art. 1). El artículo 2 dice lacónicamente
que «toda persona tiene derecho a la vida»; o el artículo 11: «ninguna persona
puede ser privada del derecho a la vida». Todo el que atenta contra la vida de
un ciudadano salvadoreño, aunque se trate del ciudadano presidente, atenta
contra la Constitución de la República. En tanto la explotación minera tiene
efectos nocivos para la salud, en esa medida se atenta contra la vida y la
salud de las personas.
6.
El
legislador se contradice. Casi al mismo tiempo el gobierno de El Salvador
aprueba dos leyes que se contradicen. Por una parte, se aprueba la ley de cero tolerancia
al consumo de alcohol para quienes conducen un vehículo, por considerar esa
substancia como la causa de muchos accidentes y por ser dañino para la salud.
Ambas cosas se pueden probar científicamente. Pero, por otra parte, aprueba la
ley a favor de la explotación minera, que supone la utilización de sustancias
como el mercurio, cianuro y plomo, también científicamente probado que son
altamente dañinas para la salud. Un policía, por ejemplo, podría sancionar a
una persona por consumo de alcohol mientras conduce, pero vería con normalidad
y como algo no contrario a la ley el que esa misma persona haya sido
contaminada por el Estado o una empresa minera con cianuro.
7.
Oro-Odio
un binomio letal. El Papa Francisco, apoyado en estudios, ha vaticinado que «es
previsible que el control del agua por parte de grandes empresas mundiales se
convierta en una de las principales fuentes de conflictos de este siglo»
(Laudato Sí, n. 31). De hecho, en el departamento de Cabañas, en el pasado
fueron asesinados cuatro ambientalistas (Marcelo Rivera, Dora Sorto, Ramiro
Rivera, Juan Durán), cuyas muertes esperan un juicio justo. Las empresas
mineras requieren de altas cantidades de agua la procesar el oro, con lo cual
es previsible que se den más asesinatos por este motivo. Tenían razón los
miembros de la organización ADES Santa Marta: el gobierno actual los ha
capturado no porque quiera hacer justicia, sino para limpiar de posibles
resistencias una de las principales zonas de explotación minera de El Salvador.
Sus propósitos son mercantilistas, no de justicia.
8.
Ahora
bien, ¿Sobre quiénes recae la responsabilidad de los efectos nocivos de la
explotación minera en El Salvador? En primer lugar, sobre el autor intelectual
de la ley: el actual presidente de la república y las empresas que se interesan
en la explotación minera. En segundo lugar, sobre los autores materiales de la
ley: los diputados que la han aprobado. Finalmente, sobre los ciudadanos que
con su silencio secundan dicha ley. El presidente, en última instancia, puede
ratificar o vetar la ley. Le recomendamos que la vete, para que recupere su
dignidad y no recaigan sobre él el peso de las vidas que se perderán en el
futuro.
9.
Autocracia en estado puro. Por autocracia el
diccionario define:
«forma de gobierno en la cual la voluntad de una sola persona es la suprema ley»
(RAE). La nueva ley de explotación minera atenta contra la salud, la vida y la
democracia. Es una de las leyes más impopulares que ha propuesto el autócrata,
pero no le ha importado. Ha podido más la divinización del mercado, es decir,
los intereses económicos que están detrás. ¿Qué es lo que está en juego detrás
de esta ley que hasta la vida humana desprecia? Bien ha sentenciado Héctor
Lindo: «No es que no entiendan las consecuencias de lo que están haciendo, es
que no les importa».
10. El Dios de los políticos. No es la primera vez -ni la
última- que un político invoca a Dios como aliado para lograr sus propios
intereses. El autócrata ha afirmado: «Dios puso un tesoro bajo nuestros pies».
Que Dios sea el creador no solo del oro, sino también del cianuro, no lo
ponemos en duda. Pero el modo cómo haremos uso de ambos es responsabilidad
nuestra. Ahora bien, nunca Dios obliga a una de sus criaturas a envenenarse con
los elementos de la naturaleza. Por tanto, no es Dios quien se nos aproxima en
la nueva ley de explotación minera, sino un «caballo verdoso y el que lo monta
se llamaba Muerte, y el Hades le sigue… viene para matar con la espada, con el
hambre, con la peste» (Apocalipsis 6,8). Así, cuando los 57 diputados (Nuevas
Ideas, PDC, PCN) aprobaron la ley, se pusieron en pie y aplaudieron. ¡Un
espectáculo dantesco! Aplaudir porque se disponen a envenenar personas no
parece divertido. Ni las legislaturas pasadas, con toda la corrupción que
pesaba sobre sus hombros, se atrevieron a tanto. A este hato de adoradores de
la Bestia llámeseles por su nombre. Haciendo paráfrasis del Apocalipsis podemos
afirmar: «se llaman [cristianos] sin serlo y son en realidad una sinagoga de
Satanás» (Apocalipsis 2,9). Cuando los vi aplaudir como insensibles autómatas,
me vino a la mente la admonición del evangelio de San Juan: «llegará la hora en
que todo el que os mate piense que da culto a Dios» (Juan 16,2). Esos 57
diputados no actúan, como quieren hacernos pensar, «con la fe puesta en Dios»,
sino en sus bolsillos.
11. El milagro económico. El concepto «milagro»
corresponde al orden teológico, no al político. Por tal entendemos: un «hecho
no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención
sobrenatural de origen divino» (RAE). La expresión «medicina amarga» fue dicha
en relación con la búsqueda de un «milagro económico» para El Salvador.
Tácitamente, el autócrata reconoce que no está en condiciones, por la vía
normal, de reactivar la economía salvadoreña. Por eso habla de bitcoin, de
reactores nucleares, de oro, etc. En cierto modo, nos está diciendo que no sabe
exactamente cómo hacer para reactivar nuestra economía. Mientras tanto, nos
entretiene con su permanente show de luces LED.
12. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Esa facción del
partido de izquierda que posicionó y engendró al actual autócrata, sin duda se
congratula de ver a su propio pueblo caminar hacia la ruina. No les importó
poner en práctica la famosa máxima de Maquiavelo: «el que ayuda a otro a
hacerse poderoso causa su propia ruina» (El Príncipe, cap. III).
13. Si este gobierno actual no logra construir un puente
con el nombre «Chichilco», si se le caen los postes LED de la autopista de
Comalapa, si se les viene abajo la infraestructura del viaducto de Los Chorros,
¿cómo pueden asegurarnos que van a sacar oro sin dañar el medio ambiente?
14. Jugar con la mente de las personas parece hasta cierto
punto divertido, pero jugar con la vida de las personas no lo es. No olviden,
pues, los católicos lo que prescribe el n. 2242 del Catecismo de la Iglesia
Católica. Esto es: «El ciudadano tiene obligación en conciencia de no
seguir las prescripciones de las autoridades civiles cuando estos preceptos son
contrarios a las exigencias del orden moral, a los derechos fundamentales de
las personas o a las enseñanzas del Evangelio. El rechazo de la obediencia a
las autoridades civiles, cuando sus exigencias son contrarias a las de la recta
conciencia, tiene su justificación en la distinción entre el servicio de Dios y
el servicio de la comunidad política. “Dad [...] al César lo que es del César y
a Dios lo que es de Dios” (Mt 22, 21). “Hay que obedecer a Dios antes que
a los hombres” (Hch 5, 29)».
15. Por las razones expuestas, hacemos un llamado, pues, a
todos los fieles cristianos a tomar postura ante esta amenaza. En modo
particular hacemos un llamado a los pastores, católicos y evangélicos, a optar
por la vida y repudiar la nueva ley de explotación minera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario