martes, 21 de diciembre de 2010

Renacer desde el Hijo


En estos días la mentalidad mercantilista, hija legítima del capitalismo salvaje, saca todo el provecho posible del tiempo de Navidad. Mientras tanto, y en medio del aceleramiento emocional que provoca el ambiente comercial, es posible dar gracias a Dios por tanta gente buena y por las luchas esperanzadoras que están en la base de su bondad.

Me permito, pues, indicar algunos aspectos que se me presentan como claras evidencias de la misericordia de Dios en mi vida y señalo, además, la esperanza que, en perspectiva, se desprende de esos hechos.

1. He conocido este año de primera mano las tesis doctorales de Luis Benítez (Santiago de María), Manuel Acosta (Chalatenango), Luis Coto (San Salvador), Humberto Flores (San Salvador).



  • A L. Benítez, con su investigación histórica sobre la independencia política de Centro América el caso de El Salvador ejemplificada desde el caso de Matías Delgado, le agradezco el que me pusiera en contacto con fuentes históricas de alto valor histórico crítico. Me llama la atención la capacidad de Benítez de problematizar las cosas, es decir, de ir presentanto cada una de las etapas en que se desarrolla la cuestión tratada. Le felicito porque mantiene un punto de vista muy claro en su tesis y no es tímido al defenderlo. Muy pocas veces un texto me ha resultado tan iluminador en cuanto al tema de la independencia política centroamericana y a las implicaciones eclesiales que ello ha provocado.
  • En cambio Manuel Acosta me guió por el maravilloso mundo de la teología bíblica con su obra sobre el tema de la marginalidad en la obra de la comunidad que se reunía en torno al apóstol San Lucas. Aparecen explicados con ejemplar nitidez los términos de pax romana y culto al emperador, como trasfondo histórico y sociológico de la praxis eclesial lucana. Una obra de una actualidad impresionante, si se piensa en una iglesia salvadoreña que vive del triunfalismo eclesial y le cuesta asumir con responsabilidad eclesial la precariedad que impone la cotidianidad histórica. Fue un placer leer el estilo literario usado por Manuel, fluido y sin desperdicio de términos.
  • El estimado Luis Coto, después de suplicarle me permitiera leer sus escritos, accedió, y valió la pena la súplica. Así como es la personalidad de Coto, así escribe. Es decir, Coto es riguroso y exhaustivo. Con una aparato crítico equilibrado y con argumentos bien documentados. La temática preferida por Coto es el laicado en Centro América, en el perído que va del Concilio Vaticano II a nuestros días. Coto hace un estudio histórico-pastoral que aclara muchas dudas e interpretaciones amañadas sobre la Iglesia centroamericana. Y lo mejor de todo es que no lo hace fundándose en opiniones, sino citando en modo pormenorizado los documentos de la Iglesia centroamericana. Osea, si alguien lo intenta desmentir, debe desmentir todo el aparato doctrinal de los documentos citados. Hice un esfuerzo especial para leer en modo sostenido casi 1000 páginas que me puso delante el doctor Coto y ha valido la pena. Yo lo insto a publicar, pero esa es una decisión de libertad.
  • Me permito referirme a una interesante tesis, también inédita, que trata sobre el filósofo José Carlos Mariátegui, escrita por el doctor Humberto Flores. Aun siendo uno de los filósofos más reconocidos de América, Mariátegui ha sido poco estudiado desde el punto de vista teológico. Su pensamiento en torno al tema indigenista puede ser de gran ayuda, con el debido análisis crítico, para fortalecer la base filosófica de la teología india.

A mi modo de ver la cuestión de la producción intelectual de nuestro país, creo que es necesario crear escuela de pensamiento, pues el pensamiento fragmentado carece de solidez y, en definitiva, aporta poco a la transformación de nuestra sociedad salvadoreña.

2. Pero no solo tengo motivos académicos para dar gracias a Dios en este año. También hemos podido ayudar a una serie de colegas sacerdotes que están dando valor universitario a sus estudios de seminario, inscribiéndose en las carreras que ofrece la Universidad Don Bosco. Ellos no solamente estudian, sino que además se esfuerzan porque sus estudios sean vividos en los ambientes de las diversas comunidades eclesiales con las cuales peregrinan en esta historia. De ellos he aprendido que nada es imposible cuando se tiene una decisión fundamental que anima los esfuerzos. Les admiro porque aun trabajando en parroquia logran organizar su tiempo para dedicar parte de él al estudio. Es meritorio en una Iglesia que le cuesta reconocer las bondades de una comunidad bien formada.

3. Lo interesante de los puntos 1 y 2 es que ninguno de ellos podría sostenerse sin un apoyo de las bases del Pueblo de Dios. En los últimos años hemos sido testigos de un interesante fortalecimientos de los lazos de apoyo y solidaridad entre sacerdotes y fieles laicos, para lograr objetivos comunes en el plano eclesial, como los ejemplos ya mencionados. La Iglesia Católica Salvadoreña tiene dificultades para mantener proyectos serios y estables en el tiempo en el plano de la evangelización, por tanto en un contexto de desorientación pastoral sólo la solidaridad y la unión en la marginalidad tiene algún futuro. En el año que inicia, hacemos, pues un llamado a todos los sacerdotes y laicos a mantener las redes de apoyo y solidaridad en el plano eclesial. Y todo por la constante realización del Reino de Dios entre nosotros.

4. El año 2010 nos deja el primer año de perseverancia en el gesto profético que se concreta en el esfuerzo por mantener en pie la formación de los seminaristas de las diócesis de Santiago de María, Zacatecoluca, San Miguel y Sonsonate, congregados hasta hoy en el filosofado con sede en Santiago de María. El apoyo a este proyecto pone a prueba nuestra capacidad de donación: espiritual, intelectual y material. Apoyar a los actuales obispos bajo cuyas espaldas recae la responsabilidad de mantener el seminario de Santiago de María es un imperativo de nuestro testimonio cristiano actual.

Como se ve, la navidad 2010 nos deja un interesante sabor a esperanza y lucha por la construcción efectiva del Reino de Dios.

Deseo expresar mi aprecio y apoyo a todos ustedes, sacerdotes y laicos, por su donación generosa y por cada uno de sus proyectos pastorales y evangelizadores. Renacer en Jesús es entrar en la dimensión de transformación histórica que efectuó con su encarnación.

!QUE EL NIÑO DIOS LES BENDIGA!


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo,puesto que es la naturaleza de la Iglesia, la unidad y solidaridad recíproca entre sacerdotes y laicos en el esfuerzo de la formación de ambas partes, para la construcción del Reino desde los procesos evangelizadores.

SAL Y LUZ dijo...

pater chopin, me alegra muchos todos los logros que usted ha alcanzado y saludo a todos los estudiantes de teologia de la universidad don Bosco, es momento de entrar con fuerzas al estudio e ir a los textos y a las bases practicas de ellos, en nuestras comunidades, le felicito pater por la la U desde que usted llego a ella a tomado un horizonte mas amplio y ha ido evolucionando como unidad investigadora que es. un gusto muy grande y bendiciones.

Ramiro Hércules

Anónimo dijo...

pater chopin, me alegra muchos todos los logros que usted ha alcanzado y saludo a todos los estudiantes de teologia de la universidad don Bosco, es momento de entrar con fuerzas al estudio e ir a los textos y a las bases practicas de ellos, en nuestras comunidades, le felicito pater por la la U desde que usted llego a ella a tomado un horizonte mas amplio y ha ido evolucionando como unidad investigadora que es. un gusto muy grande y bendiciones.

Ramiro Hércules

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