Por:
Luciano Ernesto Reyes García
1. Ficha
técnica del libro
MAIER Martin, Monseñor
Romero. Maestro de espiritualidad, Editorial UCA, San Salvador 2005.
186 páginas.
2. Datos
biográficos del autor
Martin Maier nació en
1960 en Alemania. En 1979 ingresó a la Compañía de Jesús. Estudió filosofía,
teología y música en Múnich, Paris, Innsbruck y San Salvador. En 1995 realizó
sus estudios en teología con la tesis doctoral La teología del pueblo
crucificado. El proyecto de una teología de la liberación de Ignacio Ellacuría
y Jon Sobrino. Desde 1995 ha trabajado como redactor y director de la
revista alemana “Stimmen der Zeit”. Actualmente es director de Adveniat.
3. Desarrollo
de la tesis central y su respectiva articulación
El autor presenta a
Monseñor Romero como un maestro o modelo de una espiritualidad en sintonía con
la tradición profética y los valores del Evangelio, que se va construyendo a
partir de su experiencia de fe y las exigencias de los momentos históricos en los
que ejerció su ministerio pastoral. En ese sentido, su espiritualidad va
evolucionando de acuerdo con los nuevos caminos por donde lo lleva el Espíritu,
lo cual le va permitiendo un «nuevo ver».
A ese «nuevo ver», el
autor le llama un proceso de conversión o transformación, que se fundamenta en
primer lugar, en la encarnación que va haciendo en las nuevas realidades
históricas; sobre todo, injusticia y pobreza estructural y, en segundo lugar,
va descubriendo en los pobres, víctimas de esas injusticias, el lugar teológico
donde se manifiesta Dios y desde donde se nos ofrece salvación, llegando a
expresar que “la gloria de Dios es que el pobre viva”. Este «nuevo ver», le da
a Romero una nueva identidad y misión, transformándose en un pastor cercano,
comprometido, profeta y defensor de la dignidad del pobre y modelo de pastor
para la Iglesia universal.
La obra de Maier se
divide en tres capítulos, el primero le titula: Vida y obra. En este
capítulo se describe sus orígenes pobres y sufridos; el proceso de formación
vocacional, pero, sobre todo, de transformación que va viviendo desde
sacerdote, obispo auxiliar, obispo de Santiago de María y como arzobispo. El
autor sostiene que la encarnación en la realidad de injusticia y de pobreza, lo
va transformando, pasando de una actitud piadosa, conservadora, cerrada, etc.,
a una actitud cercana, dialogante, abierta, valiente y profética.
El segundo capítulo se
titula: Obra y testimonio. El autor sostiene que la transformación de
Romero se fundamenta en la acción divina y en la libertad humana. En este
sentido, Romero va comprendiendo la unidad que existe entre la fe y la
política, entre la historia humana y salvífica, los pobres y Dios, en cuanto que,
Dios se hace presente en ellos. En este sentido, existen hechos significativos
que le van permitiendo un nuevo ver a Romero, es decir, volverse a Dios y
entrar en un proceso de conversión: el asesinato de su amigo Rutilio Grande, la
cercanía a los pobres y víctimas de la violencia, el retorno a sus raíces, la
comprensión de las causas estructurales de la injusticia y la pobreza, el nuevo
magisterio universal, Vaticano II, y latinoamericano, Medellín y Puebla, etc.
Ese «nuevo ver», le
permitió a Romero transformar su espiritualidad, la cual le ayudó a responder
desde el Evangelio a las exigencias de la época. Romero ya era un hombre de
oración, pero esa oración la fortaleció con otros elementos, como buscando en
Dios una amistad profunda, llegando a sostener que el ser humano sólo se
encuentra consigo mismo en la oración con Dios y en una confianza absoluta con
su Dios, pero también, dando lo mejor de sí. Esta espiritualidad encarnada, le
llevó a comprender la dimensión política de la fe. En sintonía con la idea
anterior, se puede decir, que la conversión de Romero, no en el sentido
reducido de abandonar el mal, se reflejó en su nueva espiritualidad y práctica
pastoral: defensa de las víctimas, cercanía y compasión, homilías, cartas
pastorales, etc.
El tercer capítulo se
titula: Actualidad de Romero. El autor realiza una reseña histórica
desde el martirio de Romero, el conflicto armado, la firma de los Acuerdos de
Paz, las leyes de amnistía que han generado impunidad, hasta la beatificación.
Se señala que su figura y legado siguen siendo buena noticia, pero también, continúa
incomodando a los sectores del poder económico, político y eclesial. Romero es
símbolo de una Iglesia misericordiosa que está junto a los pobres y se pone en
su defensa; es un mártir del Concilio Vaticano II y del Magisterio
latinoamericano. Sigue siendo fuente de inspiración para los pastores de la
Iglesia de estos tiempos y para los teólogos.
El autor sostiene, que con
los nuevos obispos que se han nombrado, para la Arquidiócesis de San Salvador,
después de Rivera Damas, se ha roto la línea profética de esta Iglesia particular,
en cuanto que no han sabido darle continuidad a la herencia de Romero; no
obstante, éste sigue siendo fuente de inspiración para muchos cristianos en
todo el mundo, que se han inspirado en su legado.
Finalmente, hay que decir
que la fe cristiana y la teología tienen que aprender a ver como lo hizo
Romero, es decir, unir la espiritualidad con el compromiso político, hay que
aprender a ver al nuevo pueblo crucificado por los nuevos modelos económicos y políticos
que dominan en este nuevo siglo.
4. Valoración
personal de la obra
La obra de Maier se puede
enmarcar dentro de la teología de la liberación, la cual parte de una realidad
de injusticia, pobreza y opresión, signo de los tiempos, pero que, en esa
realidad histórica, Dios se sigue revelando y sigue hablando. El autor,
coincide con los planteamientos teológicos de J. Sobrino e I. Ellacuría, en
cuanto que, ve en los pobres el nuevo lugar teológico, ante el cual, se debe responder
con una actitud de misericordia, como lo hizo Romero. Este nuevo modelo de
pastor y de hacer teología, da como resultado un nuevo modelo de Iglesia,
comprometida y encarnada en la realidad de los pobres.
5. Fragmentos de la obra de Maier
«Las criaturas son las
circunstancias, los signos de los tiempos. He de descubrir en el diálogo con
los obispos, sacerdotes y seglares qué quiere Dios. Romero identifica estas
cosas creadas con los signos de los tiempos, en las cuales se muestran la
presencia y el actuar de Dios en el mundo. Para él, estar atentos a los signos
de los tiempos significa aquí y ahora la voluntad de Dios». Pág. 34.
«Romero vio el
sufrimiento de los pobres con nuevos ojos, con los ojos de la compasión y de la
misericordia. Y fue hacia ellos y se puso por completo al servicio de su
sanación y liberación». Pág. 109.
«La espiritualidad, como
todavía la entendía Romero por entonces, tenía una fuerte tendencia a apartarse
del mundo y a la interiorización. Pero después fue aprendiendo a ver cada vez
mejor que la espiritualidad cristiana no conduce fuera del mundo, sino que
lleva cada vez más hacia su interior. Tuvo la vivencia feliz de que Dios acampase
entre los pobres. Cuanto más místico se fue haciendo, tanto más político se
hizo. Es ejemplar en Romero cómo su oración y su actuación político-profético
se fueron convirtiendo en una unidad». Pág. 142.
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